Cuando supe que se realizaría una película enfocada en la popular leyenda mexicana de El Chupacabras, la primera idea que tuve es que se trataría de un proyecto enfocado en el género de terror, y vaya sorpresa que me llevé cuando Netflix presentó este trabajo transformado en una historia ideal para la familia, con efectos especiales incluidos, en donde se realiza a la vez una especie de homenaje a las tradiciones de nuestro país, enfocado en detalles de su ambientación, la lucha libre y la música, por lo que es una opción que vale la pena darle la oportunidad.
Escrita y dirigida por Jonás Cuarón, presenta un nuevo enfoque de la criatura conocida como Chupacabras, donde el adolescente Alex parte a un viaje en carretera para visitar a parte de su familia en un pequeño pueblo en México. Ahí, un juego lo lleva a descubrir a un pequeño chupacabras, escondido en el cobertizo de su abuelo. Determinado a salvar la vida de la criatura, Alex se une a sus primos para embarcarse en una emocionante aventura, donde deben develar un misterio, mientras escapan de las autoridades y de los adultos.
La cinta es estelarizada por Demián Bichir y podríamos decir que contiene todos los elementos necesarios para hacerla una película entrañable, con un enorme sentimiento en sus actuaciones y con una historia que envuelve la fantasía con el calor de un abrazo que nos hace sentirnos orgullosos de nuestras raíces; es una película que nos ofrece entretenimiento, aunque no podemos negar que si nos hubiera gustado que profundizara más en la historia del famoso mito que lleva como tema central, pero la criatura resulta enormemente encantadora a la par de escuchar de fondo canciones de Julieta Venegas, Café Tacuva y la maldita vecindad y los hijos del quinto patio.