Referirse a un icono, es referirse a algo o a alguien tan destacado que pasa de la barrera común para convertirse en un símbolo en cualquier área, y aunque también puede ser negativo, es motivo de orgullo cuando llega a tocar el sentimiento humano, extendido por toda la tierra, pero también contenido en un pequeño pero bello espacio comunitario, Tirso Inurreta Fuentes, es un ejemplo vivo de ello.
Tirso fue reconocido por el Ayuntamiento de Veracruz como lo que es, un ícono de la moda en Veracruz, y aunque habrá quien piense que es un área frívola y de vanidad, no lo es porque es representativa de una industria de desarrollo de la comunidad, y trata aquí de reconocer merecidamente, a una persona nacida con el talento especial para proyectar el arte en el diseño y creatividad de la moda, pero que tuvo que buscar los medios para alcanzar el éxito en la industria del vestido, en su más alta expresión.
Aunque nació en la ciudad de México, por motivos económicos su familia se mudó a Chiapas, pero retornó a la Capital cargado de ilusiones y para abrevar conocimientos de excelencia con grandes maestros, logrando entablar relaciones importantes en el arte y la televisión; pero al llegar a Veracruz, se quedó prendado de su ambiente y alegría, y decidió identificarse plenamente como veracruzano proyectando su don y se involucró con su vida, con sus requerimientos, y logró poner el nombre de Veracruz como un selecto centro de la moda, pero también tratando de aportar en lo que fuera posible.
Y cuando le fue solicitada su participación para dar el mayor lucimiento posible a los vestuarios de la gran fiesta tradicional, que es el Carnaval, de inmediato trató de acrecentar los recursos económicos, que no eran tan grandes, poniendo en juego su creatividad, sin perder de vista que tenían que estar a la altura del esplendor deseado.
Este propósito se fue repitiendo no solo en sus participaciones internacionales, sino también en los diseños, que con excelencia iba realizando en trabajos privados, de acuerdo a la persona a quien iba dirigida, con solo verla, estampándola en bellos y rápidos trazos, y así fue construyendo su personalidad.
Por eso fue muy merecido el homenaje que por su larga trayectoria, que supera el aniversario de oro, le rindió el jueves pasado, en el teatro Clavijero, el Ayuntamiento de Veracruz, presidido por la Lic. Patricia Lobeira Rodríguez de Yunes, quien valoró su merecimiento también como ser humano, entre ellos la celebración de la fiesta a quinceañeras de escasos recursos que realizó con el apoyo de gente generosa en Expover, y en la que él regalo el vestuario de cada una de ellas.
Fue una noche inolvidable que abrió la licenciada Lobeira vistiendo el vestido que Tirso le hizo para su graduación de bachillerato hace 22 años, como un homenaje a él, y al que siguió una emotiva charla entre el homenajeado y Ricardo Cañas Montalvo, quien con su vasto conocimiento de Veracruz y su ágil pensamiento, transmitieron emotivas vivencias al público que llenó el recinto, y ante el que desfilaron veintitrés modelos luciendo diseños que por su riqueza de confección se conservan como cuando fueron realizados, a pesar de los años transcurridos, destacando Vanessa Malpica, que lució personalmente el vestido de su coronación como reina del Carnaval de Veracruz, para orgullo de sus hijas que la aplaudieron emocionadas por su belleza y señorío.
El Dictamen se une también al reconocimiento, pues durante varios años, en sus años empresariales más extensos, Tirso era semanalmente la portada de nuestro Suplemento Dominical, con uno de sus más espectaculares diseños de famosas reinas de grandes acontecimientos, debutantes, no solo del puerto sin de muchos lugares más, y cuyos textos e imágenes manejábamos nosotros, aun cuando estuviéramos en el extranjero.
Como en 2012, cuando motivadas por las presiones económicas que hicieron tambalear muchas empresas, un noble grupo de damas denominadas Damas Solidarias, realizaron una gran pasarela de los grandes diseños de Tirso, apoyadas por el Club Libanés, que prestó su gran salón Baalbeck, la gran amiga Talina Fernández, y otras personas, Tirso pudo constatar una vez más, el cariño que le tiene la sociedad veracruzana que lo reconoce plenamente.