A esta película la podemos definir como un thriller policiaco con un muy buen inicio en sus primeros minutos, donde presenta de forma muy atractiva la situación que viviremos enfocada en un atentado que pondrá a correr al FBI dentro de la investigación, pero que tiene un declive hacia su parte central, haciendo la trama cansada y sin un rumbo definido, pero que en su última media hora vuelve a tomar fuerza y eso permite tensión y adrenalina en el espectador, pero, en general, no logra dejar un buen sabor de boca al sentir que faltó algún elemento sorpresa.
Baltimore, la noche de Año Nuevo. Un feroz ataque producido por un único hombre deja un saldo de 29 muertos y ni una sola pista. Eleanor Falco (Shailene Woodley), una retraída pero talentosa mujer policía de bajo rango, es reclutada por el agente especial del FBI Geoffrey Lammark (Ben Mendelsohn) para integrar el equipo a cargo de la identificación y captura del homicida, del cual poco a poco van armando las piezas para dar con el responsable, y donde el mismo carácter de la joven será parte fundamental para lograrlo.
En general no es una de esas películas fáciles de ver principalmente por el ritmo lento que lleva la mayor parte de su narrativa, además pese a tener a una buena protagonista (aun con su rostro inexpresivo), eso ayuda un poco a querer seguir siendo parte de la investigación después de un arranque en el que ocurren varios asesinatos que dejan en duda su origen, y que nos lleva a una escena dentro de un centro comercial que también visualmente está bien logrado y despierta nuevamente el interés en nosotros, pero desgraciadamente es de aquellas cintas que al final de cuentas pasan sin pena ni gloria porque no brinda ese toque especial o distinto que nos haga recordarla, por el contrario, es más de lo mismo y tiende un poco a ser predecible; eso si, la psicología del asesino al menos justifica su actuar y ese odio generado hacia la sociedad.