Nada tienen que celebrar los pescadores de la conurbación Veracruz-Boca del Río, cuando el 2023 resultó el peor año de todos los tiempos que se tenga memoria, por dos razones fundamentales: adversas condiciones del clima y escasez extrema de especies propias de la zona.
Sin exagerar la nota dijo Bernardo Hernández Guzmán, dirigente del gremio de pescadores, como nunca, se encuentran en situación desesperada. Permanecen carentes de lo indispensable para la alimentación de las familias que dependen económicamente de esta actividad y las expectativas anticipan escenarios poco alentadores.
Pescadores aseguran ausencia de peto y sierra
Por siempre en el mes de diciembre registraban arribazones importantes de peto y sierra, una fuente de ingresos que permitía cerrar el año en ambiente grato, al igual que la mayoría de la población. Ahora padecen escenario muy complicado; pero conservan esperanza de que a mediados de enero cambie para bien.
A manera de comparación, Hernández Guzmán citó capturas en periodo decembrino de una jornada diaria del orden de los 100 kilogramos por lancha con 4 tripulantes en igual proporción el reparto de utilidades, mientras en este momento, cuando el clima les permite salir logran reunir cuando mucho el 20 % de la cifra mencionada al principio.
La comunidad pesquera ribereña se caracteriza por transitar en niveles discretos de la economía.
Se trata de un sector sufrido, ajeno a remuneración generosa, apenas les permitía contar con mínimos ahorros; sin embargo en el presente “tocaron fondo”, sin observar iniciativas del gobierno que haga pensar en el rescate mediante apoyos suficiente en reposición de motores, lanchas y demás artes de pesca, cuyas ventajas les de acceso a incursionar aguas adentro donde se ubiquen cardúmenes que se alejaron de la playa. Nada quieren regalado, pero si el justo respaldo gubernamental, concluyó el informante.
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