Más que dirigida para un público juvenil, “Eric”, la miniserie de tan solo seis episodio, protagonizada por Benedict Cumberbatch y que está disponible en Netflix, es en realidad una historia que los adultos deben ver para analizar, comprender y entender que como seres humanos podemos cometer muchísimos errores, de los cuales algunos pueden tener mejoría, pero otros de carácter imperdonable, deberán ser castigados conforme lo dicte la propia vida.
Los verdaderos monstruos no están debajo de la cama y la verdad es que todo el mundo quiere cambiar al mundo, pero nadie considera cambiarse a sí mismo… bajo esa ideología es que nos vamos a adentrar a una historia intensa, un drama desgarrador desde lo profundo del ser y en especial atenderemos esa enorme crítica que esta serie hace en relación a las ideologías y comportamientos de la generación habitante de un 1985 tóxico, donde se respira un aire de dolor, pérdida y angustia y en la que a veces los hijos deben darle una lección a sus padres, no porque estos sean las peores personas, ni mucho menos con la intención de hacerles daño, por el contrario, para ayudar a ese ayer lleno de traumas no atendido y que lleva a cometer malas acciones por ser reflejo de una infancia difícil y un crecimiento donde no existió el buen ejemplo, el abrazo sincero y el amor hacia el entendimiento.
Nueva York, años 80. Narra la búsqueda desesperada que emprende un padre cuando Edgar, su hijo de nueve años, desaparece por la mañana de camino al colegio. A Vincent, uno de los marionetistas más destacados de Nueva York y creador de una popular serie televisiva infantil, le resulta insoportable lidiar con la pérdida de Edgar, se odia a sí mismo y se culpa de la desaparición. En ese estado, se aferra a los dibujos que hacía su hijo de un monstruo azul, una marioneta llamada Eric, convencido de que si logra que Eric salga por la tele, Edgar volverá a casa. El comportamiento de Vincent, cada vez más destructivo, lo distancia de su familia, en especial de su esposa, de sus colegas y de los policías que intentan ayudarlo, entre ellos un detective que hará hasta lo imposible por resolver el caso, sin dejar de atender otro que ha ocurrido meses antes con la desaparición de otro chico, lidiando de paso con sus propios contratiempos por vivir en un mundo donde la homosexualidad no es aceptada y es señalada con crueldad. Es así como lucha por traer a un chico de regreso a su casa, desatará la putrefacción que habita en las calles gracias a la sociedad y sus dirigentes, con una secreta red de prostitución infantil.
LO BUENO: Sobra decir que la actuación de Benedict Cumberbatch es brutal, descarnada y digna de varios premios por lo que su personaje como padre representa, lo que fue al ser un hijo deseoso de aceptación y lo que es la desesperación por mejorar para disculparse por lo causado, creando un mundo de fantasía que también a él mismo le sirve para sanar y donde conocerá la traición de sus propios amigos, aún con el amor me potencial de festividad que tiene.
LO MEJOR: Pero también tenemos que mencionar la historia del detective interpretado por McKinley Belcher III, quien nos brinda a un personaje enormemente poderoso desde todos los lados donde lo podamos ver: en lo personal sufre pero no deja de atender, ante la dolorosa pérdida del amor de su vida no pierde la fe, intenta resolver sin dejar que los impedimentos provocados por sus cercanos corruptos lo quiebren de tal manera en que pierda la esperanza, porque sabe que allá afuera la crueldad existe y la putrefacción debe terminar.
LO IMPORTANTE: Desde los primeros minutos esta serie se siente asfixiante y destaca por completo por su narrativa pausada pero entendible en la que vamos desglosando cada situación para intentar obtener respuestas (ojo también a la historia de la otra madre busca a su hijo menor de edad también desaparecido), llevándonos a sospechar de todos como responsables y dejándonos como una sociedad equivocada que en lugar de razonar solo somos llevados por la marea de la mala información, y una vez que llegan las verdades, el impacto que se logra es de enorme coraje, tristeza e impotencia, de saber que hoy en día continúan ocurriendo cosas así, pero esa luz de un mejor mañana solamente ocurrirá si nosotros mismos mejoramos.