Por: Manuel Lucio/Retratista
Don Julián Santana Barrera fue el dueño original de la Isla de las Muñecas en Xochimilco. Nacido el 22 de octubre de 1921 en Asunción, uno de los barrios más antiguos de Xochimilco, vendía hortalizas en el mercado, pero también era alcohólico. Según la leyenda, comenzó a colgar muñecas en la isla después de encontrar el cuerpo de una niña ahogada cerca de su chinampa. Aterrorizado por su espíritu, creyó que las muñecas ahuyentarían los malos espíritus y mejorarían sus cosechas. Con el tiempo, se convirtió en un ermitaño que vivía solo en la isla rodeado de las muñecas que recolectaba de la basura y los canales. Cuando el lugar se abrió al turismo en 1987, los visitantes comenzaron a traer más muñecas para la colección.
El 17 de abril de 2001, a la edad de 80 años, Don Julián murió ahogado en los canales de Xochimilco. Según su sobrino Anastasio, le contó que las sirenas querían llevárselo. La leyenda dice que fue el espíritu de la niña quien llamó a Don Julián y que su cuerpo se lo llevaron las sirenas. Su acta de defunción cita insuficiencia cardíaca como causa de muerte. Después de la muerte, la Isla de las Muñecas se convirtió en uno de los principales atractivos turísticos de Xochimilco, y hoy en día, las muñecas rotas y deterioradas cubren cada rincón de la isla, manteniendo viva la leyenda que atrae a visitantes de todo el mundo. En 2001 cuando don Julián Santana murió de un fulminante infarto y como si fuera una especie de broma del destino, su cadáver fue encontrado en el mismo sitio donde, décadas atrás, fue hallado el cuerpo de la niña que lo inspiró a transformar su chinampa. Su sobrino, Anastasio Santana, es actualmente el dueño de la Isla de las Muñecas. En ocasiones ha recibido a los medios de comunicación y ha charlado con los visitantes acerca del mito que creció alrededor de la isla.
La Isla de las Muñecas se ha vuelto tan famosa, ha aparecido en icónicas películas, ha sido documentada por medios internacionales y sigue recolectando el interés de los entusiastas de la parte más oscura del folclor mexicano.