La Fiscalía del Estado de Veracruz es la que menos recopila los datos de cada persona desaparecida para lograr su localización, en todo el país.
El reporte A quienes nos faltan: datos para encontrarles, elaborado por Data Cívica, señala que en el país las fiscalías y las comisiones de búsqueda están fallando en la forma en que recopilan los datos que ayudarían a localizar a las personas como edad, fecha y hora de desaparición, sexo, medios de contacto o si tienen características de vulnerabilidad.
Pero de todos, la FGE de Veracruz es la que sale peor calificada entre los 32 estados y la federación. En un parámetro del 0 al 1 donde cero es la menor calificación, el estado alcanza 0.45 de puntaje, únicamente cercano de lo que sucede a nivel federal que tiene 0.46. El resto de los estados están mejor calificados.
Además, la Comisión Estatal de Búsqueda también tiene faltante en las fichas de búsqueda, siendo el quinto peor calificado del país. Con un índice de cumpletitud de 0.5, es decir justo a la mitad de lo que debería tener.
Fiscalía de Veracruz es la que menos recopila los datos de cada persona desaparecida, revela informe
“Hay mucha información que en principio debería estar documentada que no está. Mientras que el sexo de la persona desaparecida se documenta en 100% de los registros del RNPDNO y edad en 96%, la pertenencia a un grupo vulnerable (como las personas defensoras de derechos humanos, periodistas y comunidades indígenas) se documenta en menos de 5% de las veces. Tal vez lo más preocupante es que el registro de un medio de contacto con la persona que reporta, un dato indispensable para informar a seres queridos sobre novedades en el caso, se documenta en apenas 2% de registros”, señala el informe.
El documento pone como ejemplo el caso de Miguel Ángel Guadalupe Vázquez desaparecido el 13 de enero de 2019 en Playa Vicente en Veracruz y que en la nueva versión del registro de personas desaparecidas le fueron borrados datos importantes que ayudarían a su localización como que es hablante de mazateco o que es taxista, aun cuando desapareció al dar un servicio.
“Me quedo como está, justamente: a medias. Siento que el Estado, o el gobierno, pues cumple, pero cumple como que a veces lo hace como para callarnos la boca a nuestras exigencias, así como que ‘ah, bueno sí lo voy a hacer, pero para que ya te calles, ya te calmes’. Entonces hace las cosas incompletas” cita el informe a su esposa, Marcela López.
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