¿Qué es lo que asquerosamente acabo de ver? Señoras y señores, puede que esta película no sea para todo público, puede que tenga un inicio totalmente angustiante y conforme avanza la historia te va volando la cabeza porque te atrapa en automático, ya que la sientes muy personal, y puede que toda su recta final sea la más extraña y fumada que hayas visto, a un grado que provoca en la sala un silencio total por no dar crédito a lo que vemos, pero algo nos ha quedado claro: ¡DEMI MOORE ESTÁ DE REGRESO!
¿Cuál es el precio que estás dispuesto a pagar por ser parte de los estándares de belleza que dicta la sociedad?… ¿Hasta qué grado estás dispuesto a sufrir por lograr el objetivo de la perfección física?… ¿Qué tanto estás dispuesto a tolerar la opinión destructiva de los demás?… Pero lo más importante en realidad… ¿Qué tanto te quieres a ti mismo? Todos nos miramos en un espejo, y conforme el pasar de los años, sabemos que el reflejo no va a ser el mismo de los años atrás, encontraremos desperfectos que son el reflejo de ese ayer que no va a volver y que debemos aceptar porque la juventud se ha esfumado, vivimos la adultez y estamos en mira de la vejez, la cruel edad que llega sin pedir permiso y que, para aquellos que viven frente a los reflectores, es la cruel factura que deben prepararse para pagar tarde o temprano.
Elisabeth Sparkle (Demi Moore) es una actriz cuyos mejores años ya han pasado. Tras ser finalmente despedida por el sexista jefe del estudio, Harvey (Dennis Quaid), lo que significa que ya no tiene ingresos regulares ni puede conseguir otros papeles debido a su edad, cae en una peligrosa espiral descendente de desesperación. Hasta ese fatídico accidente de coche que la lleva a una misteriosa empresa que le ofrece una sospechosa sustancia que supuestamente hace que te transformes temporalmente en una versión mejor de ti misma. ¿Cederá Elisabeth a la tentación? Las reglas son sencillas y no negociables. Si acepta la inyección con la cura milagrosa, deberá pasar exactamente una semana en su cuerpo “mejorado”, seguida de una semana en su cuerpo real, y así sucesivamente. Si se rompe este ritmo, las consecuencias son nefastas.
Esta es una fantasía enormemente carnal y brutal que invita a los espectadores a dejar de lado los prejuicios, porque la directora Coralie Fargeat logra superar por completo todas las expectativas que podíamos tener desde que vimos el electrizante tráiler promocional, entregándonos a una Demi Moore real, poderosa y dolida, a una Margaret Qualley como reflejo de la esperanza y los anhelos deseados, y a un podrido Dennis Quaid como el reflejo del cáncer que habita en la sociedad, todo con tintes impúdicos, salvajes, extremos, una película que visualmente impone gracias a su edición, a lo desolado de un mundo supuestamente elegante y común, de privilegios pero artificial, de soledad interior, hacia ese desagrado de la no aceptación, por culpa de los demás y de sí mismo, jugando perfecto con su musicalización que vale la pena dentro de cada escena con un volumen ensordecedor…
Este es un claro ejemplo del cine monstruosamente exquisito, alejado de lo comercial, que si bien puede tener algunas referencias a historias del pasado ya vistas, absorbe por completo nuestra mente a un grado de sentir dolor por lo duros que llegamos a ser con nosotros mismos por agradar, encajar y amarnos; eso es lo que “La Sustancia” logra por sus buenas actuaciones, por el horror que se vive en carne propia, su mensaje y, en especial, su grito desesperado de ACEPTARTE TAL CUAL ERES.