“Una historia de Navidad”, de 1983, es una de esas películas que se convirtieron rápidamente en un clásico de la temporada y que hasta hoy en día continúa vigente como una tradición para ver en compañía de la familia, es por eso que tener esta secuela gracias a HBO Max es un regalo enorme ya que cuenta con la misma emotividad de la original y ahora nuestro pequeño protagonista se ha convertido en un adulto, por lo que debe lidiar con los preparativos de la Navidad en compañía de su esposa y sus dos hijos, pero también deberá viajar a visitar a su madre, ya que su padre ha fallecido.
La historia sigue al protagonista original, Ralphie, ahora adulto, que regresa a la casa en la calle Cleveland para darles a sus hijos una Navidad mágica como la que tuvo cuando era niño, reencontrándose con amigos de la infancia y reconciliándose con todo aquello que ha dejado atrás, esto debido a un fuerte golpe que deberá enfrentar como parte de lo que ocurre en el camino al que todos llamamos vida.
Esta película debo decir que me encantó principalmente porque me recordó mucho a mi papá, ya que además de ser de esas historias que le gustaban mucho, el enorme sentimiento de los personajes, pero además ese toque ácido a las situaciones que se viven, la hacen sentir como un respiro diferente y fresco, no cayendo en lo clásicos clichés de este género de películas y por el contrario, aportando nostalgia, emociones y una narrativa en primera persona proveniente de un hombre que como todos tiene sus altas y bajas en la vida, que se angustia por lograr obtener el dinero necesario para mantener a su familia, pero que también tiene el deseo de cumplir sus sueños, ser un reconocido escritor ya que tiene muchas cosas que contar y decirle al mundo, pero se siente frustrado al verse rechazado por los demás, lidiando con algunos pasajes del pasado en donde no todo está aún sanado y descubriendo, que precisamente esa es la magia de la Navidad, en donde puede que no todo sea perfecto, siempre y cuando estemos en compañía de lo que más amamos.