La Ley del Amor
Después de comprender que la sabiduría de la Cábala es una ciencia que se ocupa del descubrimiento del Creador, la ley general que rige toda la creación, nos detendremos un poco en la naturaleza de esa ley y especialmente en sus consecuencias sobre nosotros.
Investigando la naturaleza, los cabalistas descubren que el Creador es una fuerza de total amor y otorgamiento.
Esta fuerza maneja la creación en armonía, como un solo cuerpo, donde todas sus piezas están relacionadas entre sí por hilos invisibles de responsabilidad mutua.
De acuerdo con esta ley, la existencia de un elemento en la naturaleza es posible siempre y cuando esté en balance y armonía (“homeostasis” en el lenguaje científico) con el resto de las partes de la creación.
También nosotros, los seres humanos, como parte individual de la naturaleza, debemos llegar a un balance y armonía entre nosotros y también con la naturaleza.
Para cumplir nuestro propósito natural y sentirnos satisfechos y felices, debemos mantener entre nosotros relaciones equilibradas de amor y contención mutua.
Pero los humanos, a diferencia de la naturaleza inanimada, vegetal y animada, no sentimos esta obligación de manera natural. Está oculta para nosotros.
Y al no lograr sentir la ley de equilibrio de la naturaleza como una fuerza obligatoria, actuamos de manera totalmente contrapuesta a ella.
Pero la ignorancia de la ley no te exime del castigo. Y como hemos explicado anteriormente, es el motivo de la profunda crisis que deja su huella en la sociedad humana, en todas partes del mundo.
Es más, si observamos el proceso atravesado en los últimos miles de años, descubriremos, que justamente las fuerzas de la naturaleza son las que nos “dirigen” a comprender la necesidad de alcanzar un balance y conexión verdaderos entre nosotros. Aparentemente, en realidad, hay un plan para nosotros, sólo que no logramos percibirlo.
La evolución de la raza humana, es completamente una evolución de conexión. Al comienzo de la historia de la humanidad, vivíamos en clanes fa- miliares desconectados entre ellos, y con el paso de los años, comenzaron las colaboraciones, los clanes familiares crecieron y comenzamos a luchar para dominar a las personas y también otros territorios.
Paralelamente, desarrollamos la agricultura, que trajo consigo una prosperidad económica, como así también un mayor desarrollo en las relaciones interpersonales.
Las revoluciones sociales, culturales y educacionales nos fueron conectando cada vez más, y a partir de la era industrial, tomamos un camino acelerado de conexión entre las personas en todas partes del mundo, que alcanzó su máxima expresión a finales del siglo XX.
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