¿Quién ha Dado la Orden?
La sabiduría de la Cabalá es la raíz de todas las ciencias. Así escribe Baal HaSulam en el artículo “La teoría de la Cabalá y su esencia” (12). No es de sorprenderse entonces, que después de miles de años de evolución, la ciencia se vaya acercando a la sabiduría de la Cabalá y muchas de sus conclusiones se asemejen a las de ella.
De ese modo, por ejemplo, como hemos explicado ampliamente en la parte anterior de la lección, los enfoques de la ciencia moderna y de la sabiduría de la Cabalá respecto a la percepción de la realidad, son muy cercanos.
Aun así, hay una diferencia muy importante entre las dos: si bien la ciencia explica cómo percibimos la realidad, esta no explica cuál es el propósito por el cual percibimos de ese modo la realidad.
Sin embargo, la sabiduría de la Cabalá, se enfoca en la investigación del propósito.
Según la sabiduría de la Cabalá, la fuerza que se encuentra detrás de los mecanismos de la percepción de la realidad del individuo, es el deseo de recibir. Y este deseo de recibir actúa según un programa muy simple: recibir lo que es bueno para él y alejarse de lo que le perjudica.
Obviamente que según esta misma lógica, el deseo de recibir administra también la forma en la que percibimos la realidad.
Todos nuestros órganos sensitivos y todos los mecanismos de descodificación de la información, incluyendo la “pantalla cinematográfica” en la parte posterior del cerebro, sobre la cual se proyecta la imagen de la realidad todos son “agentes” del deseo de recibir, que sirven su deseo: recibir lo que es bueno para él y alejarse de lo que le perjudica.
En otras palabras, vemos lo que queremos ver, y no vemos lo que no queremos ver. El deseo es el que despierta en nosotros necesidades y determina lo que le veremos o no veremos alrededor.
Así, por ejemplo, una persona que se convierte en padre, comienza a poner atención a la presencia de negocios con productos para bebés en cada esquina. Los negocios estaban allí antes, pero al no tener necesidad de ellos, no se percataba de su existencia.
Naturalmente, nuestro deseo de recibir nos orienta para captar solamente lo que es bueno para nosotros (o lo que puede causarnos daño).
Cuanto más se desarrolla el deseo, y con él, el intelecto, más comprendemos, más captamos, más controlamos, y de acuerdo a esto nuestra percepción de la realidad se va ampliando.
Equipo Bnei Baruch Veracruz
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