En resumen, captamos la realidad a través de los cinco sentidos, que actúan según el programa del deseo de recibir.
Si enturbiamos o perturbamos la acción de uno de los sentidos, o Dios no permita, alguno de ellos se afecta, percibiremos la realidad de forma distinta completamente.
Aun si intensificamos los sentidos (mediante aparatos auxiliares), percibiremos la realidad diferentemente.
Podemos cambiar el alcance de la captación de nuestros sentidos, y de acuerdo a ello ampliar o restringir nuestra imagen del mundo, pero, de todos modos, nunca pasaremos los límites de la imagen de la realidad de nuestro mundo.
¿Por qué? Porque, en definitiva, siempre captaremos la realidad según el programa interno del
deseo de recibir, y como hemos aprendido anteriormente, el deseo de recibir nos limita solamente a una percepción parcial de la realidad, a la percepción de la realidad material. Según la sabiduría
de la Cabalá, la materialidad se refiere a todo lo que captamos a través del “lente” del deseo de recibir.
Si queremos comenzar a avanzar de nuestro estado actual, ampliar nuestra realidad, saber dónde nos encontramos y para qué, debemos ocuparnos únicamente de lo que se encuentra en nuestro
interior en el deseo.
Profundamente adentro, se encuentra el deseo, y es este el que activa todas nuestras herramientas de absorción, así como al intelecto y también el pensamiento.
¿Cómo podemos captar la realidad más amplia, la espiritual, que no está limitada por nuestro deseo de recibir? Para lograrlo, debemos cambiar el programa según el cual obra el deseo de recibir. ¿Cómo se cambia este programa? Precisamente de esto se ocupa la sabiduría de la Cabalá.
Equipo Bnei Baruch Veracruz
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