Para que el deseo de otorgar sea concretado, debe haber alguien que reciba la abundancia. Por lo tanto, el Creador crea una criatura, cuyo propósito es recibir del Creador lo bueno que desea brindarle.
El Creador es, en esencia, deseo de otorgar, y la criatura que ha creado es esencialmente deseo de recibir. Al Creador, que es deseo de otorgar, se le denomina según la sabiduría de la Cabalá “Luz”, y al creado, deseo de recibir, se le denomina “Kli” (vasija). (Ver gráfico N° 3).
Asemejarse al Creador
El plan del Creador de crear una criatura que reciba esa abundancia, se llama según la sabiduría de la Cabalá: “plan de la creación de beneficiar a sus creados”. Este plan es la raíz de todo, antecede a la creación y de él descienden y se desarrolla toda la creación, hay partes que se ocultan a nuestros ojos y otras que están visibles. Sobre este desprendimiento ampliaremos ahora.
Si el plan de la creación es beneficiar a sus creados, debemos preguntar – ¿Cuál es el beneficio que se le promete a esos creados? No es una pregunta sencilla, por supuesto.
El próximo ejemplo nos podría sugerir una posible solución.
Imagínense que son reyes, no como los ebrios de poder que son déspotas con sus ciudadanos, sino reyes como en las leyendas, los que aman incondicionalmente a su pueblo; todos los ciudadanos lo quieren y todo el reinado prospera. Ahora, figúrense que les nace un niño, un hijo único y amado. ¿Qué desearían brindarle?, ¿Qué es lo mejor que le podrían ofrecer? Piénsenlo…
Bueno, la respuesta es: ser como él, un rey exitoso y amado.
Esta también es la respuesta a la pregunta qué es lo bueno que el Creador desea otorgar a sus creados. Lo bueno que Él desea otorgarnos, a nosotros sus creados, es elevarnos a su nivel, hacernos crecer para ser como Él. Así lo describe Baal HaSulam en su artículo “La sabiduría de la Cabalá y su esencia”.
“Todos los órdenes de la creación, en todos sus rincones, sus entradas y salidas, están preparados y organizados de antemano, sólo siguiendo este propósito, dentro del cual se ha desarrollado la especie humana, para que ascienda de grado hasta lograr sentir al Creador”.
A primera vista, las cosas pueden parecer exageradas e incluso absurdas, pero si pensamos un momento, comprenderemos que no puede haber otra respuesta.
Después de todo, si el Creador es el bien absoluto, no es posible que brinde un gramo menos de lo que tiene, de lo mejor que hay. Y lo mejor que existe es Él mismo, lo absolutamente bueno. De aquí, que lo bueno que el Creador quiere brindarnos, sea necesariamente asimilarnos a Él.
Seguimos juntos en el esfuerzo…
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