Rabí Ashlag se esforzó para que se le conozca públicamente, con el fin de traer la redención al mundo, pero él hablaba como un individuo que se refería directamente a todos los de su pueblo dondequiera que estaban, como individuales, más allá de sus tendencias políticas y sin mediación política alguna.
El hecho de que pertenecía a cierta comunidad judía no lo convirtió en representante de los intereses de ninguna institución, y por ello, ninguna institución lo respaldaba.
Ese fue, por lo tanto, el precio que pagó Rabí Ashlag por su entereza, su libertad de pensamiento, su transparencia y su valor. Pero gracias a todo esto, sus palabras no se hicieron esclavas de la estrecha visión de ideologías institucionales contemporáneas, y parecen pertenecientes y convincentes tal como eran en su momento, y quizás aún más, porque mucho de lo que él anticipó, está ocurriendo hoy en día y sus explicaciones son válidas como una digna herramienta para hacer frente a los retos del futuro de la humanidad, del pueblo judío, y del Estado de Israel”.
Efectivamente, a partir del año 1995, tal como lo predijo el mismo Baal HaSulam, el interés por sus escrituras y sus enseñanzas, va en aumento.
El mundo global que se revela a nuestra vista, y los nuevos desafíos que nos presenta, enfatizan más aun la relevancia y la importancia de los escritos de Baal HaSulam, como el único medio de solución de los graves problemas que se revelan en nuestros días, tanto a nivel individual como a nivel general.
Baal HaSulam escribía mucho. Durante su vida, y después de su muerte, se publicaron decenas de sus artículos. Rabí Ashlag escribió también, entre otras cosas, interpretaciones de escrituras de otros cabalistas e incluso publicó un periódico cabalista llamado “HaUmá” (La nación).
Las dos obras mayores, fruto de muchísimos años de trabajo, cada una de ellas se desarrolla a través de miles de páginas, son “Interpretación del Sulam (Escalera)” que escribió sobre el “Libro del Zóhar” y “Talmud Eser Sefirot”, la interpretación de los escritos del Arí.
Baal HaSulam invirtió enormes esfuerzos en la escritura de la interpretación del “Libro del Zóhar”. Sus alumnos cuentan que se sentaba y escribía durante largas horas cada día, hasta que se dormía con la pluma en mano, y era difícil de quitársela de entre sus dedos entumecidos.
FIN
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