Créanme que de mi mente aún no puedo sacar la reacción que la gente tenía siempre que el tráiler de “La usurpadora” aparecía en la sala de cine previo a la película que verían, y es que entre risas y comentarios negativos, para todos representaba una enorme burla y, de paso, aseguraban que gastarían su dinero en verla.
Como buen cinéfilo, uno debe ver la mayaría de las películas para sacar sus propias conclusiones, y pese a que el principal problema es el pésimo guión con el que cuenta (que siento yo, está realizado de esa manera como un homenaje a las telenovelas de antaño en cuanto a su enormes momentos absurdos, la exageración en las interpretaciones de los actores y lo predecible), es resultado es una propuesta interesante por lo arriesgado que representó llevar esta historia basada en la popular telenovela protagonizada por la pésima actriz Gabriela Spanic, convertida ahora como un musical, si, así como lo escucharon, seremos parte de coreografías y varias interpretaciones unas mejores que otras, de populares canciones que se podría decir fueron metidas con calzador pero que extrañamente uno las canta al estar sentados en la sala de cine.
Valeria y Victoria, gemelas idénticas separadas al nacer, se reencontrarán en medio de una dramática situación que las llevará a intercambiar vidas permitiendo que Victoria pueda estar con su amante, mientras Valeria tendrá que tomar la vida que su hermana dejó junto a su esposo Carlos Daniel.
Si no eres fan de los musicales, evítala por completo, ni no eres de aquellos que le guste lo absurdo, aléjate de aquí, porque vivir esta experiencia es tan extraña que a la vez agrada, porque principalmente tiene actores de renombre que se merecen un aplauso por su esfuerzo, como es el caso de Isabella Castillo (que interpreta el doble papel como protagonista) y de la que el de buena le salió mucho mejor que el de mala, sumándose con ella Alan Estrada que es todo un experto en musicales, Cecilia Toussaint de quien su interpretación des muestra su madera de actriz, Susana Zabaleta y Jesús Ochoa que son sinónimo de garantía, y hasta la mismísima Alejandra Ley como una simpática ayudante del hogar.
Si bien la producción es de muy buena calidad, se nota el esfuerzo por hacer de los momentos musicales un festín visual con coreografías incluidas y que se permite ser inclusiva al tener dos personajes que representan a la comunidad LGBT, esto al final no es suficiente porque si no reímos es por lo mala que resulta su narrativa en donde lejos de sentir empatía con los personajes, nos preguntamos por qué habrán aceptado participar en este proyecto en el que también se suma Shane West en su papel de gringo millonario.
Pero repito, esta experiencia solamente se disfruta si eres fanático de la música de los noventas, porque nos llevará a un viaje en el que escucharemos nuevas versiones de “No podrás”, “La vida es un carnaval”, “Dame otro tequila”, “Bidi bidi bom bom”, “Gira que gira”, “Vuela más alto”, Con zapatos de tacón” y “Mala hierba”, interpretadas por los protagonistas, entre ellos la mismísima Alejandra Guzmán.