Los triángulos amorosos siempre son complicados, pero lo que propone esta película resulta aún más difícil, ya que Emma se verá inesperadamente obligada a elegir entre su marido a quien durante un tiempo consideró muerto, y su prometido, quien finalmente le devolvió la vida, y que además es su mejor amigo del colegio. Este es un drama romántico sobre un duelo superado y la esperanza de un nuevo amor, de ser las personas adecuadas, la cual brinda buenas actuaciones de Phillipa Soo, Luke Bracey y Simu Liu, pero por su edición y producción la hace sentir más como un producto televisivo.
“Los dos amores de mi vida” ofrece un giro moderno en una historia de amor clásica de la autora superventas del NY Times, Taylor Jenkins Reid, la cual sigue la historia de Emma quien vive una vida perfecta junto a su esposo Jesse, aquel del que siempre estuvo enamorada desde la escuela. Pero la tragedia llega cuando Jesse desaparece en un accidente de helicóptero en su primer aniversario de bodas. Devastada, Emma regresa a Massachusetts en un esfuerzo por rehacer su vida y cuatro años más tarde, se encuentra con su viejo mejor amigo, Sam, quien la ayuda a volver a ser feliz, y el cual siempre estuvo enamorado de ella. Eventualmente ambos se enamoran y se comprometen, pero la nueva felicidad de Emma se trastorna cuando recibe una llamada telefónica inesperada que revela que Jesse está vivo. Emma ahora debe elegir entre un esposo y un prometido.
La situación es complicada: Emma no sabe qué hacer, se siente feliz de tener de regreso a su esposo, pero le duele saber que hizo a un lado a su amigo, aquel que le brindó la oportunidad de un nuevo futuro. Jesse está feliz de regresar, pero la sorpresa de que su esposa está comprometida le parte el corazón, mientras que Sam se siente dolido porque ve cómo el amor de su vida se aleja; el detalle está en que los esposos poco a poco comienzan a mostrar diferencias, aquellas que no habían detectado antes debido a que todo en su vida era color de rosa, pero a cada nuevo paso las piezas se irán acomodando, tal vez, de la forma en la que deberían haber estado desde el principio.