Así tal cual nos tiene acostumbrado su director Ari Aster, algo que nos dejó en claro con “El legado del diablo” en 2018 y “Midsommar” de 2019, “Beau tiene miedo” viene a dejarnos en claro que viviremos tres horas de una experiencia demasiado extraña, una pesadilla con tintes incómodamente cómicos, pero que enfoca su tema en la culpa, el pasado difícil y la codependencia, donde la relación de un hijo con su madre no es buena, siendo una pieza surrealista en donde Joaquin Phoenix brilla por completo con su actuación.
Beau es un hombre extremadamente nervioso, tenso, angustiante y triste, pero de aspecto agradable, que tiene una relación tensa con su madre dominante y que nunca ha conocido a su padre. Cuando su madre muere, él hace un viaje a su antigua casa, lo que despertará a algunos elementos sobrenaturales latentes. Pero todo esto provocará que su mente comience a jugar en varios episodios que serán intensos y preocupantes, en donde el miedo se apodera ante el exterior, la gente, el ayer.
Debemos dejar algo en claro: esta película no es para todo público, mucho menos para aquel que no tenga paciencia, ya que sus poco más de dos horas iniciales son lentas, no son tan comprensibles en cuanto a su narrativa, pero en ella vamos descubriendo los demonios internos del protagonista y todo esto viene de la mano de una calidad de producción y fotografía única, en donde nuestra vista alucinará por completo con la llegada del protagonista a un bosque, espacio en el que se narra una de tantas historias que vive, algunas de ellas reales y muchas imaginarias, y ojo, es ahí donde radicará todo lo que veremos, porque nuestro personaje principal tiene demasiados temores, el más importante de ellos, a tener sexo porque así falleció su padre.
Su madre es excesivamente tirana, vive con la idea de que su hijo es un malagradecido y aún cuando le brindó todo y mucho más de lo que ella misma hubiera imaginado, él nunca le dio lo mismo, ni al saber de su muerte; cabe hacer mención que es interpretada por una intensa Patti LuPone.
Pero el silencio se apodera de la sala cuando la cinta termina y nos da un sorpresivo final que nos invita a la reflexión, y es que la última media hora, donde se revela el verdadero secreto y hasta veremos un órgano sexual masculino gigante como representación de un temible monstruo, es lo que nos lleva a entender qué hay detrás de ese horror interno, de esos reproches con situaciones que desde la infancia generaron una vida complicada para el protagonista, en donde también veremos imágenes muy gráficas y poco entendibles.
Este es un rompecabezas, ya que trata sobre la vida sofocante que uno puede llevar cuando carga miedo, ansiedad y paranoia, muestra cómo una relación tóxica entre padres e hijos puede ser perjudicial para el propio desarrollo, es algo paralizante.