El asunto es que “conectarse a los deseos de los demás” no es algo tan fácil. Para hacerlo, debemos sentir sus deseos como si fueran los nuestros. Y la única manera de hacerlo es cambiar la intención que monta sobre el deseo – de la intención interna-egoísta, con el fin de recibir, a la intención con el fin de otorgar. Solo con la intención con el fin de otorgar podremos sentir el deseo exterior.
Y solo conectando los deseos del prójimo, podremos descubrir la imagen de la verdadera realidad.
Según la sabiduría de la Cabalá, la regla “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, no es una ley moral con el propósito de obligarnos a tratar bien al prójimo, sino una ley de la naturaleza que tenemos que cumplir para descubrir la realidad espiritual completa.
Así como el Creador maneja la Creación como un solo cuerpo, que todas sus partes están conectadas entre sí en lazos invisibles de amor, así también nosotros tenemos que conectarnos entre nosotros, según la regla de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
La corrección de la intención de “con el fin de recibir” a “con el fin de otorgar”, de hecho, es la corrección de nuestra actitud hacia el prójimo, de un objeto que uso para mis propias necesidades a una verdadera parte de mí mismo. Y como hemos dicho, la corrección de la actitud hacia el prójimo es la condición de la revelación de la realidad espiritual.
Ahora podremos entender cuál es el beneficio en la forma en la que percibimos la realidad.
Precisamente la imagen de la realidad que separa entre nuestro “yo” y todo lo que se encuentra por fuera de nosotros, nos permite hacer el trabajo de conexión y asemejarnos al Creador.
Si nos hubieran creado en una imagen de realidad en la que existe solo “yo”, no podríamos realizar la corrección necesaria, y si nos crearan en una imagen de realidad en la que todos ya estamos conectados en un solo deseo común, nos faltaría el deseo independiente de cambiar la intención.
En resumen, para captar la realidad verdadera, el mundo de la verdad, debemos salir de nosotros mismos hacia afuera y comenzar a conocer lo que hay realmente. Entonces revelaremos que la vida no depende del cuerpo del individuo, de sus sentidos, de su deseo egoísta interno o de su memoria; la vida depende únicamente de la medida en la que uno anexa, conecta a sí mismo, todo lo que supuestamente se encuentra por fuera de uno, los deseos extraños.
Baal HaSulam escribe sobre esto en una de las cartas que escribió a sus alumnos (14): “y no te falta nada, más que salir al campo que Dios bendijo, y juntar todos aquellos miembros gastados que han caído de tu alma, y unirlos a un solo cuerpo. Y en el interior de ese cuerpo integro Dios depositará su Shejiná (Divinidad) permanentemente, sin cesar. Y la fuente de la gran sabiduría, y ríos superiores de Luz, serán como manantiales incesantes”.
¡Qué Justo!
“Ojalá se pudiera unir toda la humanidad en un solo cuerpo, para poder abrazarlos a todos”. Estas cálidas y sabias palabras de boca del Rav Kook fuera de ser una pequeña degustación del océano de sabiduría de este gigante cabalista, resumen todo el proceso de corrección que tenemos que pasar. En definitiva, cada uno de nosotros tiene que adquirir la intención con el fin de otorgar, sentir los deseos del prójimo como si fueran los suyos propios, y unir a toda la humanidad en un solo cuerpo. Y en ese cuerpo unificado, se revela el Único Creador.
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