La intención es lo que debemos corregir, nuestra actitud interna más profunda respecto al prójimo. Debemos salir del cálculo de beneficio propio y vivir según el cálculo del beneficio general; llegar al estado en el que sentimos que los deseos del prójimo, son realmente como nuestros. Esto es otorgamiento de acuerdo a la sabiduría de la Cabalá.
Y solo cuando la alcancemos, se nos abrirá la imagen del mundo espiritual. No se trata de un cambio tan simple. Tenemos que cambiar nuestra propia naturaleza. Obviamente no es algo que podamos hacerlo por nuestros propios medios. Para eso, se nos ha entregado la sabiduría de la Cabalá.
De aquí podemos entender la diferencia entre la sabiduría de la Cabalá y las teorías morales.
Durante la historia, muchos han señalado al ego como el origen de todos los problemas. No hay que ser cabalista para entender que, si sabemos manejar correctamente al ego, nuestra vida será mucho mejor.
Solo que, a diferencia de la sabiduría de la Cabalá, la solución que ofrecen los diferentes métodos morales es una acción directa en contra del ego: achicarlo, encerrarlo en una caja, no dejarlo irrumpir.
Pero el ego es más fuerte que cualquier intelecto humano. No hay caja que pueda encerrarlo en su interior, y no hay método que pueda achicarlo.
Según el Plan de la Creación, el ego tiene que crecer – y crece. El mejor ejemplo de la falta de capacidad de reprimir el ego y la impotencia de los métodos de moral, es el sistema educativo.
El sistema educativo ha tratado de imponer a los niños la conducta apropiada durante años, y el sufrimiento de los niños comenzó a borbotear lentamente como lava candente. Hoy, el volcán ha entrado en erupción.
Según la sabiduría de la Cabalá, no tiene ningún sentido ejercer actos directos contra el ego. En vez de intentar reprimirlo o restringirlo, los cabalistas nos enseñan cómo usarlo correctamente, cómo adquirir, por encima de él, una intención distinta, la intención con el fin de otorgar. En esta intención, adjuntamos a nosotros los deseos de los demás, ampliamos nuestra vasija de recepción y conseguimos la realidad espiritual.
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