Lección Nª 2 – Del Amor a los Creados al Amor al Creador
En esta lección estudiaremos: La dificultad en el trabajo directo frente al Creador / Las ventajas del trabajo frente al prójimo / La diferencia entre Cabalá y Ética
Imagen Falsa
Una broma conocida cuenta que si quieres hacer reír al Creador, lo que tienes que hacer es contarle tus planes. Y yo digo, supongamos que algo de verdad hay en las cosas y el Creador se riera de verdad, muchos de mis planes también me darían risa, retroactivamente, la pregunta es:
¿de qué modo, exactamente, le cuento de mis planes?
La sabiduría de la Cabalá nos enseña que debemos llegar a una relación con el Creador. La cuestión es, ¿Cómo lo hacemos? En la lección anterior aprendimos que la corrección de la relación entre la persona y el entorno humano en el cual vive, es decir el poder de la persona de recibir y darle a la sociedad de manera equilibrada, es la solución a todos los males del mundo.
En esta próxima lección, aprenderemos que la corrección de la relación de la persona respecto a la sociedad no es solo una fórmula para la solución del sufrimiento y el dolor en el mundo, sino, también, la condición para la revelación de la relación con el Creador.
Para ser sinceros, la comunicación entre nosotros y el Creador no es gran cosa. Cada vez que tratamos de hablar con Él no está disponible, y las pocas veces que logramos comprenderlo en algo, resulta que Él, tiene planes completamente distintos para nosotros.
En verdad, no queda claro por qué nos merecemos una relación como esta. ¿¡Qué es, en definitiva, lo que nosotros queremos?! Un poco de dinero para cuidar a la familia, un poco de respeto cuando paseamos por el barrio, y si es posible, que todos nos presten atención.
Es simple, ¿no? Con exigencias básicas como estas, no queda muy claro cuál es el problema. ¿El Creador no tiene por qué ser agradable y considerado? Por lo menos que venga y explique por qué, qué es lo que quiere a cambio, nosotros estamos dispuestos a ser flexibles.
Rabí Baruj Ashlag, primogénito de Baal HaSulam y su sucesor, nos trae en uno de sus artículos, una parábola que demuestra muy bien la situación.
Un padre y su hijo pequeño salen de paseo. El niño llora amargamente con un llanto que parte el corazón. A veces, cae el niño al suelo y se niega a levantarse. Por alguna razón, el padre se desentiende de los lamentos de su hijo, lo toma de la mano y lo arrastra detrás de él.
Una persona en la calle, que es incapaz de soportar la crueldad del padre, se le acerca para aclarar el tema. “¿Por qué es usted tan cruel con su hijo?” pregunta. “Mi amado hijo quiere un alfiler, y yo no quiero dárselo, por eso llora,” explica el padre.
“Entonces dele el alfiler y se calmará”, propone el hombre. “El problema es”, contesta el padre, “que él quiere el alfiler para pinchar sus ojos, pues sufre de un picor en ellos”.
Hasta aquí la parábola y su moraleja. El Creador es absolutamente bueno, así lo presentan los cabalistas. Lo bueno que el Creador quiere otorgarnos es ser como Él, asemejarnos a Él, porque es absolutamente bueno.
El problema es que el Creador desea que otorguemos y nosotros queremos recibir completamente lo contrario. Por lo tanto, todo lo que nos parece bueno, de parte del Creador es a nivel de “un alfiler para rascarse el ojo”.
Él y nosotros transmitimos en dos frecuencias diferentes. Para estar en contacto con Él, para comprenderlo, aunque sea un poco, y sentir el beneficio que quiere otorgarnos, debemos aprender la manera de otorgar, ser semejantes a Él, al menos en cierta medida.
En ese punto exactamente, es decir, en nuestro aprendizaje sobre cómo asemejarnos al Creador, se esconde una trampa que podría distraernos del objetivo, y es importante que la conozcamos.
FIN
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