Recordemos la pregunta con la que terminamos la primera parte de la lección: ¿Cómo saber si nos hallamos realmente en otorgamiento? La respuesta está en las palabras de Rabash.
Para comprender las palabras de Rabash, primero debemos detenernos en el significado cabalístico del concepto “amor” según la sabiduría de la Cabalá amor es otorgamiento, entrega sin un ápice de beneficio personal.
Cuando Rabash escribe sobre el amor al Creador, se refiere al otorgamiento al Creador. A este elevado escalón debemos llegar cada uno de nosotros. No obstante, como aprendimos en la parte anterior de la lección, el problema es que en el trabajo directo frente al Creador, no podemos analizarnos a nosotros mismos.
Si tratáramos de trabajar en otorgamiento, directamente frente al Creador, necesariamente nos mentiríamos y pensaríamos que ya estamos en contacto con Él.
La mentira no es algo superfluo. Y en nuestro mundo, no hay nada innecesario, cada cosa en este mundo fue creada con gran sabiduría para llevarnos a implementar el propósito de nuestra vida.
La mentira, como hemos aprendido ahora, es una etapa fundamental en el camino hacia la verdad. El tema es, que para que la mentira nos conduzca hacia la verdad, debemos ser conscientes de ella.
El principal problema del trabajo directo frente al Creador, es que la persona tiende a pensar que ya se halla en contacto con Él y no es consciente de que está en una mentira. Es una especie de trampa de miel.
Todo se ve tan maravilloso, al grado que no hay posibilidad alguna de zafarse de la situación.
Hasta que no nos corrijamos y adquiramos cierta enseñanza sobre el atributo de otorgamiento, el Creador será un término totalmente abstracto para nosotros, por lo tanto, no podemos juzgarnos a nosotros mismos y evaluar – si realmente le otorgamos.
¿Cuál es nuestra actitud hacia Él? ¿Estamos realmente limpios de todo interés personal en nuestra relación con Él, en otorgamiento hacia Él? No obstante, en el “amor a los amigos”, es decir, en el intento de otorgar a las personas que nos rodean, hay un gran mérito: no podemos engañarnos a nosotros mismos.
A diferencia del Creador, las personas de nuestro alrededor tienen una presencia palpable y muy real. Ellas poseen sus propios deseos, sus propias opiniones y sentimientos.
Podemos comprobar verdaderamente, si en realidad trabajamos con sus deseos como si fueran los nuestros, si estamos realmente limpios de todo interés personal en relación a ellas y sólo queremos su bien. Y de acuerdo a lo que escribe Rabash, no podemos engañarnos a nosotros mismos y pensar que les estamos otorgando, si realmente no es así.
FIN
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