Libre Albedrío
Lección N° 1 – ¿Tenemos Libre Albedrío?
En esta lección estudiaremos: ¿Tenemos libre albedrío? / El “programa” del deseo de recibir / Influencia del entorno sobre el individuo.
En la segunda parte de esta unidad de estudio, nos ocuparemos del tema del libre albedrío. Un tema de suma importancia en el estudio de la sabiduría de la Cabalá y en la vida de la persona. También si a primera vista el tema tiende a escucharse filosófico o alejado de la realidad cotidiana, en poco tiempo veremos que se trata de lo contrario.
Para el recién nacido no existe el libre albedrío. Él solo es capaz de realizar acciones simples, como alimentarse, dormir y evacuar, y todas las realiza automáticamente. Si tiene hambre, llora; si está cansado, se duerme. Está manejado, sin ser consciente de ello, por un sistema de atributos internos con los que nació (sin elección alguna) de modo permanente y predeterminado.
Cuando el niño crece, adquiere nuevas capacidades. Puede gatear, y pasado un tiempo, también puede caminar; desea ciertos juguetes y no se interesa por otros. Aparentemente, ya comienza a realizar elecciones conscientes. Pero una mirada más profunda revelará, que en realidad, nada ha cambiado. El niño, que aún está en crecimiento, está manejado por un sistema de atributos internos innatos (sin elección de su parte). Y debido a que comenzó a estar consciente del entorno, también el entorno comienza a influir sobre él (también esto sin elección de su parte).
Y, ¿qué pasa con la persona adulta? Intuitivamente, tendemos a pensar que la persona adulta tiene libre albedrío, que tiene sus propios deseos y pensamientos. Pero también aquí, si observamos más profundamente, descubrimos que también el adulto está manejado exactamente de la misma forma que el niño. La diferencia radica en el hecho que el sistema que toma sus decisiones es mucho más complejo, y esta complejidad, genera una ilusión de libre albedrío.
Nadie elige cuándo nacer y de quién nacer. Nadie elige sus genes, que de acuerdo a ellos se determinan nuestros atributos internos, que definen nuestro carácter e inclinaciones, y que en definitiva, influyen indiscutiblemente en nuestras decisiones. Ninguno de nosotros eligió el entorno en el que creció y se educó, el entorno que verdaderamente nos forma como personas adultas, según sus atributos internos. Resulta, que la respuesta a la pregunta:
¿sobre qué nosotros decidimos?, no está clara en absoluto.
Si esto no fuera suficiente, ninguno de nosotros eligió seguramente nacer con la naturaleza del deseo de recibir, que de hecho, nos dirige desde nuestro interior de manera determinante, de acuerdo a un simple cálculo: máximo placer y mínimo esfuerzo. Como una mano dentro de un guante, el deseo de recibir hace de nosotros lo que quiere. De acuerdo a su naturaleza, quiere llenarse de placer, y sin preguntar su origen, siempre elegirá la acción que le asegure el máximo placer con el mínimo esfuerzo.
En cada uno de nosotros existe un “deseo de recibir”, y una calculadora. Para cada acción, incluso la más pequeña, siempre saca la cuenta de ganancia o pérdida: el nivel de inversión requerido (sufrimiento) contra el nivel de ganancia esperado (placer). Cuando la cuenta es positiva, el contador ordena la acción; cuando la cuenta es negativa, ordena abandonar la acción.
En Resumen, Previo: nos queda claro que no elegimos nuestros atributos internos; no elegimos el entorno en el que crecimos y nos educamos; no elegimos nuestra naturaleza del deseo de recibir, que nos maneja desde adentro. En tal caso, surge una gran duda respecto a si tenemos realmente libre albedrío.
Así escribe Baal HaSulam en el artículo “La Libertad”: “Ese concepto que se manifiesta a través de la palabra ‘libertad’, es muy difuso para nosotros. Y si profundizamos en el interior de esta palabra, no quedará casi nada de ella”.
Y a pesar de todo, una persona sin libre albedrío es como un pájaro sin alas. Debe haber un punto de elección, de lo contrario, ¿qué sentido tiene todo este alboroto llamado “vida”?! Si una fuerza buena y benefactora nos creó – según escriben los cabalistas, que alcanzaron esa fuerza – es imposible que nos creara como marionetas, sin la posibilidad de liberarnos. Esto no es un beneficio.
En definitiva, este no es un asunto sencillo, o como bien lo describe el conocido escritor judío Isaac Bashevis Singer, que dice: “Nosotros debemos creer en el libre albedrío. No tenemos alternativa”.
FIN
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