Roberto Matosas: ‘¡Cómo salir del pozo!’
El nuevo libro de Andrés Oppenheimer, uno de los periodistas más influyentes de la Hispanidad. Premio Pulitzer, Premio Rey de España, Premio Ortega y Gasset. Ha escrito para el New York Times, el Washington Post, El País y actualmente el Miami Herald. Además tiene programa propio en CNN en Español.
El libro se estructura en ocho capítulos:
La nueva ciencia de la felicidad. El éxito no conduce a la felicidad, sino la felicidad conduce al éxito (Lyubomirsky). Los optimistas vivimos 12 años más que los pesimistas (Martin Seligman), cursos de Felicidad en Harvard, Columbia y Yale, certificados de Felicidad en Berkeley, maestrías y doctorados, enseñar felicidad en las escuelas, economía de la Felicidad (dentro de la Economía del Talento), medición por Naciones Unidas, presupuesto del Bienestar de Nueva Zelanda (Jacinda Ardern), ranking de los países más felices.
Dinamarca: el éxito y el fracaso de los países escandinavos. El dinero no hace la felicidad (pero ayuda mucho). El país de la Sirenita cuenta con un museo de Felicidad. Colchón económico, seguridad, bibliotecas públicas, confianza entre los daneses, grupos comunitarios, trabajo voluntario. ¿Es sostenible el modelo escandinavo? El lado oscuro: suicidios, drogadicción y alcoholismo.
La felicidad de Finlandia, Noruega y Suecia. La felicidad no es la riqueza de las cosas, sino la riqueza de experiencias. Finlandia como el país más feliz y más aburrido. Los finlandeses son modestos, es conocido su desdén por el lujo y la ostentación. La gran ventaja de Finlandia es la educación, la equidad social, el gobierno de las mujeres, la felicidad “post-sauna”. Su piedra en el zapato es el racismo. Noruega es una paradoja y Suecia, potencia industrial con menos suicidio pero más violencia y racismo. No es casual que Greta Thürnberg sea sueca. Los países más generosos son los más felices.
Las recetas del Reino Unido. Para combatir la infelicidad, primero hay que medirla. El país cuenta con “recetadores sociales”, actividades comunitarias (en lugar de pastillas antidepresivas), coros de adultos con demencia, visitas a museos por prescripción médica. asesores financieros, trabajo voluntario, espacios verdes y ministra de la soledad. BT ha demostrado que los empleados felices son mucho más productivos.
Bután, ¿el país más feliz del mundo? El periodista nos cuenta que Bután no es Asia, que vive aislado por decisión propia, rodeado de potenciales enemigos. Tiene el Producto Bruto de la Felicidad. Karma Ura es el director del Centro de Estudios de la Felicidad. Los proyectos tienen que pasar la “prueba de la felicidad”. Los niños meditan 5 veces al día. La educación budista es el pilar de su felicidad. El estado de ánimo en el país NO es grandioso. Guardianes de la Paz. ¿Podemos exportar el Modelo?
La educación positiva. Los niños felices aprenden más. Los fracasos no son el fin del mundo. Las escuelas más felices tienen mayor rendimiento académico. Optimismo que se enseña en las escuelas. Lo más importante no es lo que se aprende en la universidad, sino en la guardería. Los experimentos de Alejandro Adler en Bután, México y Perú. Las “clases de Felicidad” en la India. La clave es no descuidar el rendimiento académico. Ante la epidemia de depresión juvenil, educación positiva. La educación dl futuro será tan académica como emocional.
La felicidad de las empresas. La “gran renuncia” por agotamiento laboral. Jennifer Faber, directora de Bienestar de Deloitte (335.000 empleados) y comité de Felicidad de Manpower. Trabajo comunitario, propósito, liderazgo, ejercicio… Los departamentos de RR HH son cosa del pasado. Google: encuestas de felicidad, conferencias de Obama, Clinton y Lady Gaga, propósito compartido. En Netflix, vacaciones sin límite. 18 países ya experimentan la semana laboral de 4 días (que también tiene su lado negativo). La invasión de Ucrania ha disparado el activismo político corporativo. “Hoy en día tememos más a nuestros empleados que a nuestros gobiernos”. Elon Musk y el contraataque de los jefes despiadados. El movimiento del “capitalismo consciente”. “No contratamos a personas para vender productos; vendemos productos para contratar gente”. Empresas B, compensación por felicidad (Seligman). Las empresas infelices pagan un alto coste. La felicidad en las empresas no es un lujo, es una necesidad.
América Latina, el continente pesimista. Las canciones más famosas (Cambalache, La vida no vale nada) son para llorar (a diferencia del “What a wonderful world” de EE UU). Pesimistas desde la conquista, con una integración al revés, una educación catastrófica, países que espantan capitales, la corrupción como mal endémico, supervivencia a través de la FE (Familia en el Exterior). Sin embargo, hay motivos para el optimismo, oportunidades para América Latina: bono demográfico, energías verdes, crecimiento de start-ups, industrias creativas, turismo, riqueza relacional. “La Geografía es la madre de la Historia”.
y 10 recetas para salir del pozo:
Hacer crecer la economía.
Vivir en democracia.
Combatir la corrupción.
Dar “clases de felicidad” en las escuelas.
Medir la Felicidad.
Tener un Propósito.
Aumentar las actividades comunitarias.
Más espacios verdes.
Estar menos obsesionados con el estatus.
Mirar para delante.
En términos personales, las recetas de Oppenheimer para salir del pozo sirven igual: Empleabilidad, Tolerancia, Ética, Educación, Medición, Propósito, Generosidad, Naturaleza, Humildad, Visión de futuro.
Frente a la ola de descontento que sacude el mundo (con un deterioro de la salud mental del 3,5% anual), un gran texto, escrito desde el buen periodismo, sobre nuestras posibilidades. Mi gratitud a un periodista de los que quedan pocos.
Fuente: Juan Carlos Cubeiro, octubre 12.2023.
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