“El verdadero valor de una obra se da cuando logras ver la sonrisa de satisfacción en quien la posee”… Nos dice, con emoción, el pintor oaxaqueño Emilio Sánchez, originario de Cacaotepec, pueblo que ama, donde pasó su niñez rodeado de naturaleza y experiencias, que con el paso del tiempo han sido su fuente de inspiración. Aprendió a utilizar las diversas técnicas al haber tenido la fortuna de trabajar con el pintor consagrado Sergio Hernández, a quien reconoce y agradece los aprendizajes que logró obtener en todos los años que estuvo al frente de su taller.
Fue esa su academia de arte donde abrevó importantes conocimientos al tomar clases con grandes artistas como Roberto Donis, uno de los fundadores del que luego del Taller Tamayo.
Emilio, que tomó el apellido de su madre, Sánchez, como un reconocimiento a ella, nos dice que ha desarrollado su arte buscando siempre la profundidad espiritual en cada trazo y en cada capa de pintura que lo lleva al mundo del arte.
No pretende un reconocimiento de popularidad, sino la integración de su obra a la de quienes aman el arte y lo proyectan, por ello se siente muy bien en la Asociación Cultural Antonio Montes, de Málaga, España conviviendo con artistas de Iberoamérica, intercambiando técnicas, historias, y aportando su propio arte.