El primero o el octavo.
Emociones Compartidas. Carlos López Gutiérrez de Velasco.
Hace unos días, Manchester City consiguió otro título venciendo a Sevilla en la Supercopa de la UEFA y con el gran paso goleador que ha tenido el noruego desde la temporada pasada y lo cerca que estamos de la fecha de premiación, es imposible no pensar que Erling Braut Haaland podría ser el ganador del próximo Balón de Oro. Tiene sólo un obstáculo: lo mucho que se valora un buen rendimiento en una Copa del Mundo. Hablo de ese torneo del que no pudo participar porque Noruega no clasificó y el mismo en el que Lionel Messi destacó con creces para bordar la tercera estrella de Argentina después de treinta y seis años de La Albiceleste intentándolo.
Lo veo así: será el primero de Erling o el octavo de Lionel.
Y mucho le va a costar a Haaland pelear contra lo decisivo que fue Messi Cuccittini en Qatar, que es lo que más se valora. El Balón de Oro reconoce, primero, actuaciones individuales y rendimiento del jugador en los logros colectivos, haciendo énfasis en el factor determinante que existió para que estos últimos se consiguieran. Y se puede decir más fuerte pero no más claro: nadie ha sido tan determinante en la última temporada como lo fue Leo en la Copa del Mundo. La cuestión es esa: lo fue, estrictamente, en la Copa del Mundo. A nivel clubes, que dura toda la temporada y no nada más un mes, Haaland tiene más argumentos. Y aunque la que se ganó en diciembre es la que más brilla y que todos quieren, hay que recordar que es un premio al mejor futbolista de la temporada y la temporada no dura un mes.
La semana pasada, France Football, la revista encargada de otorgar el galardón, anunció que el 6 de septiembre harán pública la lista de los nominados y que la gala se llevará a cabo el 30 de octubre. Hay que recordar que el periodo de evaluación ya concluyó y no cuenta nada lo que suceda en la poética Leagues Cup de Lionel Messi, ni tampoco estas jornadas de la Premier League o la consecución de la Supercopa Europa añaden argumentos para Braut Haaland. Se contempla la temporada futbolística; de verano a verano.
El Androide llega con 61 participaciones directas de gol (52 de esas, fueron anotaciones) en 53 partidos. Su promedio goleador roza la unidad por encuentro y es campeón de la mejor liga futbolística del planeta, la Premier inglesa; de la máxima competición a nivel clubes de Europa, la Champions League de la UEFA; y el torneo de fútbol más antiguo del mundo, la FA Cup. También fue el máximo goleador de la Champions y el mejor jugador y máximo goleador de la Premier. El Manchester City ya era el mejor equipo del mundo sin él, pero no se puede decir que no fue decisivo. Es una locura de temporada y en cualquier otro contexto no existiría ninguna duda que el delantero de los Citizens sería el ganador absoluto, pero es que el Mundial pesa mucho y cuando escribes Messi se escribe en mayúsculas.
El Diez no tiene argumentos que abarquen toda la temporada, como jugador de PSG ganó títulos locales, pero no hubo mucha incidencia y su nivel fue apenas bueno, lo que va a tomar papel es que se cargó a una nación en la espalda y los llevó a levantar la del Mundo. Decisivo en cada fase y haciendo una de las mejores participaciones individuales que se han visto en la historia del Mundial, no al nivel del Diego, pero cerca. Fue reconocido como el mejor hombre de Qatar y la influencia no se quedó en lo futbolístico, todos querían ganar por Leito. Por celebrarlo con él. Con el ídolo de todos.
Y es la realidad, esa copa que dura tan sólo un mes pesa muchísimo, muy pocos saben cuánto. Pero es importante que no se olvide que estamos hablando de un reconocimiento que recompensa al mejor de la temporada, esa que dura de Agosto a Julio, y aún con todo lo que significó ese Mundial para Messi por su rendimiento individual y porque gracias a él entró al Olimpo y se consagró, sin ningún tipo de debate, como el mejor de la época, la de Haaland fue más redonda. Para mí, este año debe ser de Haaland. Por muy poco, pero de Haaland.
El tercer candidato es Kylian Mbappé, y, aunque hoy es muy posiblemente el mejor futbolista del mundo, es el que menos argumentos tiene para competir por el galardón.
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