Jaime Lozano no es y nunca fue el indicado para encabezar el proyecto de Selección Nacional, pero ese no es el problema, y tampoco se va a resolver destituyéndolo.
El problema es que, muy fiel a la forma en que Lozano llegó al cargo, todas las decisiones se toman con fines mediáticos, que mantengan a la afición contenta y que el combinado azteca permanezca como un gran producto cuyo único fin es la rentabilidad.
No es restar mérito, pero ganar una Copa Oro sin los rivales de categoría no probaba que un entrenador sin la experiencia ni las credenciales necesarias para ocupar el banquillo más importante del fútbol mexicano era el candidato ideal. Sin embargo, la afición lo quería por mexicano y por hacer bailes simpáticos, lo único que faltaba era un justificante deportivo para hacerlo el míster nacional. Por más huecos que tuviera, lo encontraron.
El problema tampoco es que los jugadores no estén en Europa, como se quiere simplificar tan popularmente. Es una verdad que el fútbol mundial ha cambiado y hoy es imperante tener a una cantidad importante de jugadores en las ligas top del viejo continente para competir de buena forma en el circuito de selecciones nacionales. El tema es lo mal que se trabaja y maneja fuerzas básicas en México desde hace años. Si no hay talento, ¿cómo se van a ir?
¿De qué sirve que Orbelín y Chávez estén tan aferrados a las ligas europeas si no te juegan la mitad de lo que hacía García Aspe? ¿Por qué habría de alegrar que Jorge Sánchez esté en el equipo más importante de Portugal si no tiene la mitad de las capacidades con las que contaba Salvador Carmona?
Todos tienen que irse a Europa, sí, pero para eso se necesita formar talento mexicano, y lo anterior es algo que desde hace años no se ha hecho. Ese es el problema.
Además, si gran parte del poco talento que se produce ve truncado el sueño de emigrar al mejor fútbol del mundo por los precios sin sentido del mercado de la Liga MX, junto a la mentalidad del jugador nacional que perjudica más que ayudar, no se ve por donde se pueda retomar la producción de los buenos talentos mexicanos.
El gran problema del proyecto de la Selección Mexicana
El problema es que no hay un problema. Es un todo. Una estructura. Un modus operandi de todo el negocio. El fútbol mexicano tiene sólo un objetivo y uno nada más: vender. Y el público de la SNM no somos los que estamos de este lado de la frontera.
El producto de la selección mexicana está exclusivamente dirigido a los mexicanos viviendo en Estados Unidos, que no está mal, pero provoca un alejamiento con respecto a los mexicanos que sí tenemos el seguimiento diario de liga, talentos y todo lo que involucra nuestro deporte.
El producto queda vigente porque tiene una rentabilidad asegurada. Mientras los estadios se sigan llenando en Texas y California, la Federación va a seguir cortando talentos, cediendo localías en todos los torneos, y poniendo en los puestos importantes a cualquier postulante que tenga la afición contenta, por el bien del negocio.
Los correctos proyectos deportivos pueden esperar. Después de todo, Concacaf es una zona tan cómoda que van a pasar décadas para que Estados Unidos y Canadá puedan al menos competir. ¿Verdad?.
Por Carlos López Gutiérrez de Velasco
Más en mis redes: @carloslgtzdev
Síguenos en Twitter @ElDictamen
O si lo prefieres, en Facebook /ElDictamen.
Y también en Instagram: @ElDictamen
Más noticias: AQUÍ