En 2024, del 35% al 40% de los casos de consulta por depresión en los servicios de psicología y paidopsiquiatría de los hospitales regionales fueron en población infantil y juvenil, según datos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
En el marco del 13 de enero, día en que se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, una fecha dedicada a sensibilizar sobre este trastorno mental que afecta a millones de personas en todo el mundo, un grupo de profesionales de la salud mental explicaron lo que hay alrededor de la depresión en el sector joven, desde las causas, hasta los motivos por los que a veces no es atendida.
“La depresión es un hundimiento vital, una renuncia a realizar acciones al ya no considerar que valga la pena nada de la vida”, explica Alejandro Rojo Amor, licenciado en Psicología por la Universidad Veracruzana (UV) y maestro por la Universidad Central de Veracruz. “Las personas no tienen depresión porque sean incapaces o sean poco inteligentes, sufren de esto porque han intentado resolver su situación tantas veces que ya han perdido la esperanza”.
Guadalupe Cano Tobías, psicóloga y docente de la UV en la facultad de psicología, dice que una persona en estado de depresión se aísla, deja de hacer cosas que le interesan, hay llantos de congoja, el corazón late muchísimo, sientes presión, que te falte el aire entre otras más.
Señala que la persona que llega a tener cierto punto de depresión es porque previamente estuvo ante situaciones de estrés por mucho tiempo, o porque hubo una disminución de serotonina, de noradrenalina, que es un neurotransmisor, es decir, una sustancia que permite que la célula excitable que transmite información, pueda conectarse con otra y que el sistema nervioso pueda ejercer las funciones que conductualmente vemos.
“Otro de los factores que puede hacer que una persona pueda entrar en una situación de depresión son las propias situaciones genéticas, hay algunos genes en específico que se han descrito que pueden exacerbar a que una persona presente y llega a tener depresión, usualmente están relacionados con precisamente esta regulación de las neurotransmisores y de los glucocorticoides”, dice también Cano Tobías.
“Escuchamos tantas veces que lo que nos pasa no es nada serio que terminamos por pensarlo también”: Natalia
Natalia tiene 23 años, es egresada de la universidad y tiene un trabajo que la mantiene ocupada durante la mayor parte del día, desarrolla sus actividades normalmente a los ojos de quienes la rodean, sin embargo, ha vivido por muchos años con una depresión que no ha atendido debido a diversos factores, uno de ellos han sido todos los comentarios que le han expresado al respecto aquellas personas que son cercanas a ella.
“Nunca he ido al psicólogo, sí quisiera, pero la verdad es que no sé cómo reaccionaría mi mamá si le dijera que quiero ir a ver a un psicólogo o peor, que veo a uno. Ella está muy en contra de ese tipo de cosas”.
Natalia expresa que antes lo que le impedía ir a terapia estaba principalmente ligado con la dependencia económica hacia su tutora, sin embargo, ahora no es ese el impedimento, sino la dificultad que tiene para dejar ir el pensamiento de que lo que le pasa no es serio.
“Aunque uno crece y se vuelve adulto, a veces no es fácil desprenderse de eso, de la idea de hacer enojar a tus papás o de hacer algo que ellos van a ver mal, y agrégale que escuchamos tantas veces que lo que nos pasa no es nada serio que terminamos por pensarlo también, al menos ese ha sido mi caso, cuando digo ‘ya voy a atenderme’, pienso inmediatamente en que hay cosas más importantes que atender aunque ya llevo mucho tiempo así. A veces me paro de la cama porque no queda de otra, pero ganas de salir pues la verdad que no tengo, no siempre, es por periodos, es raro”.
Natalia dice que, en ocasiones, cuando no entiende su sentir ni las razones de ello, reflexiona un poco sobre sus experiencias pasadas y se da cuenta de muchas cosas por sí misma.
“La verdad es que, aunque no quiero culpar a nadie y siempre digo que ya lo pasado, pasado, hay muchas cosas que me pasaron en mi niñez que todavía no he soltado y que me siguen afectando aunque yo no quiera, sumado a las cosas que me han ocurrido a lo largo de mi vida que, bueno, no ha sido muy larga, pero pasan cosas; uno se pone a pensar en eso cuando ve publicaciones en redes sociales que dices ‘sí es cierto, no lo había pensado’, suena tonto pero a veces eso sí hace que te pongas a pensar más en situaciones que están ahí pero ignorabas, más si eres de esas personas que no cuentan este tipo de cosas y te las guardas”.
“Me digo que prefiero no ponerme a pensar en nada que me haga daño, pero en momentos aleatorios me empiezo a sentir muy mal, empiezo a tener montones de recuerdos y pensamientos negativos, del tipo feos, ya sabes, veo la ventana o el balcón y pienso cosas, comienzo a llorar, se me va el aire y el corazón me empieza a latir muy muy fuerte, me tiembla horrible todo el cuerpo, no sé qué hacer en esos momentos, solo tengo que esperar a que eso pase solo, esas son como crisis de ansiedad, pienso yo”, dice Natalia.
¿Cuáles son las causas de la depresión?
Pese a que las causas de la depresión son distintas en cada persona, el modo crianza es una de las principales, así lo da a conocer Jessica Melgar Ruiz, licenciada en Psicología por la UV, con experiencia en investigación con enfoque en Salud Integrativa.
“Muchos de los casos que se presentan con depresión tienen una influencia enorme por el modo de crianza, ya que aquí es nuestro primer contacto social sobre cómo nos relacionamos con otros y autopercibimos. Pueden existir otros factores más, pero definitivamente, al ser una población dependiente de sus padres, estos tienen la mayor carga sobre el comportamiento del joven”, dice.
Además, explica que, si se tiene a temprana edad una crianza basada en el maltrato, o incluso en presiones de los cuidadores primarios por tener las mejores notas o “ser el mejor en todo”, esa violencia ejercida, fomenta en la persona una autopercepción distante de la real que, al primer fracaso, no será abordado adecuadamente.
La falta de atención a la depresión en el sector joven y los servicios de salud públicos
A pesar de la alta prevalencia de la depresión, muchos adolescentes y jóvenes no buscan ayuda para tratarla por diversos motivos, el psicólogo Alejandro Rojo explica que el miedo y estigma a ser señalado, sobre todo por la familia, así como la dificultad de conseguir dinero para pagar las sesiones, son algunas de las razones por las que este trastorno no se atiende.
“Aún no hay tanta ‘cultura’ de ‘ir al psicólogo’ y considerando que el acceso regular semanal a la salud mental sigue siendo caro, los servicios de gobierno o del estado, dan servicio gratuito, pero son muy deficientes y no hay profundización en escuchar al paciente, que es lo fundamental”, señaló.
Tomando en cuenta los datos del ISSTE, Jessica Melgar menciona que no significa que exista más depresión, sino que ya existen más políticas públicas que permiten mayor acceso de atención. “Que sea de calidad es otro tema, pero de inicio ya se ha dado la importancia que anteriormente no existía. No es que antes no existieran casos con depresión, sino que ahora se dan espacios para dar visibilidad a este fenómeno que atenta con un derecho básico”.
“A veces, una realidad es que desconocen a dónde poderse dirigir para ser escuchados, por ejemplo está la línea de la vida, la UV tiene el CENDHIU, también hay algunas facultades, por ejemplo, la Facultad de Psicología tiene el Centro Centinela, donde pueden ir y de ahí lo canalizan”, dio a conocer Cano Tobías.
Centro de la UV da atención psicológica
La UV es una de las instituciones que ofrecen servicios de salud gratuitos, el Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (CENDHIU) cuenta con Centros Centinela ubicados en distintas facultades y regiones universitarias. El personal está capacitado para proporcionar atención psicológica y asesoría en temas como el consumo de alcohol, adicciones al tabaco y drogas ilícitas, salud mental, métodos anticonceptivos, desarrollo humano y relaciones conflictivas en el noviazgo, entre otros.
“El enfoque no debe ser en una prevención, como lo hacen con la obesidad, sino en la educación, para que, al presentarse, las personas tengan las herramientas necesarias para que su vida no sea afectada en lo posible. La depresión no es una gripa, puede darse siempre que existan eventos aversivos constantes, es imposible un entorno 100% seguro porque no existe un total control en los mismos. Si fomentas un hogar de respeto, eso no implica que, fuera del mismo, vayan a tratar bien al joven”, dijo Jessica Melgar.
Asimismo, la psicóloga Guadalupe Cano agregó que se deben identificar factores de riesgo, si ya está, atender a la persona a través de una situación psicológica acompañada de red de apoyo para su mejora, ya que incluso para el diagnóstico de la depresión mayor, es más el tiempo el que se requiere de estar vigilando a la persona, pues la frecuencia y el tipo de emoción se debe sostener más en el tiempo.
Con información de AVC Noticias.
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