Por: Manuel Lucio/Retratista
Fue en una tarde de lanzamiento de su libro “Intermitencias humanas” en la casa de cultura de Ciudad Mendoza, Veracruz, donde llamó mi atención las ilustraciones y los textos tan refinados y con tanta métrica que me acerque. Carolina es una mujer preparada, madre, hija, hermana y amiga; es académica y de fecunda formación, una soñadora que emerge del Instituto Tecnológico de Orizaba, Veracruz, para después hacer un posgrado en la Universidad Iberoamericana y un Doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid, y otro doctorado en Ciencias Políticas en la Escuela Libre de Ciencias Políticas de Oriente, larga formación sin perder de vista su esencia sensible y comprometida con la lucha de la mujer por su identidad en todas las regiones y etnias de México.
Viviendo y conviviendo con esos grupos a veces tan marginados que van perdiendo hasta el orgullo de ser oriundas de sus etnias y regiones, ya que las ciudades cosmopolitas les van arrancando sus raíces y que son víctimas de abusos y vejaciones, Carolina destaca por ser una mujer que ve todo eso y lo trasforma en letras, estudiando hasta las lenguas propias de los lugares donde llega, luchando desde una forma poética y amable, convirtiéndola así en lo que una mujer defiende y lucha contra las injusticias, siendo amante de la naturaleza, los cielos, las flores y todo aquello que le pueda dar paz y serenidad a su alma errante.
Aquí un fragmento de su poesía AHUEHUETE: Ahuehuete, viejo inmortal sobre mis aguas vives y entre ellos narras tu historia, sobre tus raíces estampadlas largas jornadas de este México, de esta lucha histórica que se va volviendo cenizas, nuestros antepasados te coronan en un libro abierto, en tus ramas dibujas sabiduría y el tiempo pasa por ti sin percibirlo siquiera, acaricia mi frente que evoca tu grandeza, ayúdame a ser consciente en esta depredación sin razón, deja que tu sabia infinita entre en mi corazón. Quédate entre estos manantiales que acarician tu llanto de niño despiadado de aguas oscuras y noches frías, de ignorancia, atroz desamor y natural indiferencia, déjame acariciar tu esplendor de verde danzante…