Por: Manuel Lucio/Retratista
Llena de un sinnúmero de virtudes y simpatía, cuenta con muchos seguidores en el ámbito actoral, habiendo sido su trabajo, el de representarlos profesionalmente; aprovechando su vasta red de productores y gente del medio artístico, ya casi con 30 años de experiencia, o más, Guadalupe Ibarra es una dama que siempre esta con el consejo pronto y certero tanto para amigos como en el mundo laboral, ya que son muchos años de trabajar en relaciones públicas.
Nunca desatiende a su familia con la cual lleva nexos fuertes de madre, suegra y abuela, lo que le llena de mucha alegría. Tuve la oportunidad de conocer a su nieto Fernando, un niño inteligente y guapo, esto en una tarde de fotos, siendo parte de una plática llena de anécdotas, después de degustar comida de estilo Árabe. Nos tomamos un café veracruzano y nos dimos a la tarea de crear imágenes, captando así su personalidad y su alma. Actualmente radica en Puebla y desea cambiar de residencia pronto a un lugar más cálido; ella opina que el trabajo y la disciplina son cosas de aprendizaje y las experiencias son la cereza del pastel. Siempre sugiere que nunca se pierda la integridad, la honestidad y la humildad, ya que a veces se está arriba y otras veces nos encontramos con largos periodos de inactividad en lo laboral.
Pero es justo en esos momentos en donde el ser humano debe tomarse el tiempo para recapitular, aprender y emprender de nuevo el vuelo, que son útiles los silencios en la vida para reencontrarse con uno mismo. Posee una figura espectacular y se cuida mucho en su alimentación. Ama a los jarochos por su alegría y camaradería, sus fiestas llenas de color y sonrisas, amables hasta la pared de enfrente.