Por: Manuel Lucio/Retratista
“Desde que recuerdo en mi infancia, siempre estuve rodeada de mi familia; mi madre, una mujer siempre aguerrida por el bienestar de todos, y mi padre, un hombre solitario y trabajador”. Hablado con Irma Leticia Flores Labastida: “Soy una mujer de 63 años, la cual se ha pensionado y con enorme alegría a la vida, he podido hacer lo que me gusta, amar, trabajar y viajar; hoy tengo una relación basada en amor, respeto y honestidad, ambos con grandes valores familiares, no solo tengo a mi familia, sino tengo una nueva que es la de mi pareja. Ocupo el 6to. lugar de siete hermanos, todos profesionistas inspirados en el ejemplo de nuestros padres, cumpliendo cabalmente con sus deberes en cada momento de sus vidas, podría contar de cada uno de ellos, sin embargo, quiero reconocer el impacto que ha dejado el apoyo de la familia a uno de ellos por su experiencia de vida, perder a su única hija en un accidente, la cual pienso le deja una enorme huella en su alma y cuerpo (cáncer); mis hermanas y yo decidimos ir por él a donde vive, pues se encontraba mal y la dedicación y el amor como hermanos y esposa lo han impulsado a seguir adelante”.
“Hoy me dedico al arte como una expresión de mi yo interno, haciendo mándalas y que fue descubierto durante la pandemia, muchas de mis obras las he regalado a gente querida. Un mándala son círculos sagrados, rueda o totalidad. Tiene una función espiritual, filosófica y ritual, es una representación del orden del universo, herramienta de meditación que reunifica las energías dispersas de nuestra mente consciente y subconsciente, expresando emociones y sentimientos, entre algunos el afecto, la generosidad, humildad, belleza, gratitud, cariño, calma, amor, felicidad, seguridad, luz y abundancia. Sus colores son importantes porque representan energía vibratoria: Violeta, calmar tristeza, tensión y culpa; Azul Índigo, calma impulsos, aquieta emociones, propicia un estado de paz, armonía y serenidad; Verde, equilibra la mente y espíritu, la salud y la fuerza de voluntad; Amarillo, trae claridad de pensamiento, despierta el poder de la mente, imaginación y fantasía; Naranja, atrae energía y libera emociones, fomenta la confianza; Rojo, se asocia con el amor, sensualidad y pasión; Marrón, confianza en uno mismo, renuncia al ego; Dorado, se asocia con el sol, significa sabiduría, riqueza; Plateado, se asocia a la luna, fomenta el equilibrio y la armonía; Blanco, asociado a la luz, bondad, paz, pureza, perfección; Negro, se relaciona con la oscuridad de la tierra, con lo invencible, renovación y dignidad. Hacer esto me ha dado mucha paz y armonía en mi vida, al final de cada una de nuestras vidas, el amor de la familia y de lo que realmente nos hace feliz, uno lo llevará siempre tatuado en el corazón.”