Uno de los programas deportivos más exitosos en el país es el que desarrollan desde hace casi quince años la Universidad del Conde, en alianza con el Colegio Nacional de Consejeros, denominado Mexicah UDC, bajo la premisa de que el deporte, además de forjar el carácter en niños y jóvenes, es una excelente herramienta para alejarlos de conductas antisociales que casi siempre derivan en adicciones o en la comisión de delitos, en los casos más complejos.
En este exitoso programa, ambas instituciones trabajan mano a mano con la Fundación del Conde para hacer posible la práctica de futbol americano entre niños y jóvenes sin pagar un solo peso y dotándolos de la infraestructura y personal necesario para que participen en los principales torneos del país.
A propósito de lo anteriormente comentado, presentamos a continuación una historia de éxito que refleja lo que comentamos en el párrafo anterior; es sin lugar a dudas una historia digna de contar, esperando que más jóvenes tomen este ejemplo en lugar de otros que distorsionan la realidad y que influyen únicamente en lo negativo.
A lo largo de la vida normalmente se nos presentan una serie de situaciones que vienen a complicar nuestro transitar tranquilo hacia un destino que teníamos ya trazado. Son estas crisis las que normalmente sacan lo mejor de nosotros mismos y las que al final nos hacen crecer y madurar, sin embargo, no todos estamos a la altura de las circunstancias y muchos preferimos detenernos sin saber qué hacer o tratar de regresar a nuestra “zona de confort”.
Ese no es el caso del joven Ian Carlos Díaz Reyes, cuya historia de superación en el ámbito deportivo y personal es un claro ejemplo de que el límite es nuestra mente y de que no hay pretextos para lograr el sueño de sobresalir en cualquier actividad que nos propongamos, no importando las dificultades que se nos presenten en el camino.
Ian Carlos nació un 25 de noviembre del 2015 en la Ciudad de los Mochis, Sinaloa. La vida de Ian ha estado ligada al deporte como pieza fundamental en su formación y es por esto que comenzó a entrenar beisbol a la edad de 8 años como cácher, pícher y segunda base.
En su segunda temporada, en la categoría 9 -10 años, Ian fue convocado a la selección, participando en el nacional y clasificatorio para Williamsport.
Siguió con sus entrenamientos y en su tercera temporada comenzó la primera de las sorpresas que la vida tenía reservada para él, lastimándose la ingle del lado izquierdo durante un entrenamiento, por lo que lo mandaron a rehabilitación, sin embargo y con las limitaciones propias de una lesión de este tipo siguió entrenando y por su buen desempeño fue convocado nuevamente a la selección de la liga “Teodoro Higuera” para jugar un torneo Panamericano y ser parte de una visoría.
No obstante la vida nuevamente le tenía reservada otra dura prueba y estando entrenando se lastimó la ingle al jugar con sus compañeros; en esta ocasión un duro golpe hizo que su anterior lesión se agravara, teniéndolo que operar de urgencia. Como resultado de esta intervención le tuvieron que colocar dos tornillos en su cadera, la cual le quedó fija, lo que le afectó en su desarrollo motriz y tuvo un que permanecer en cama aproximadamente un año.
Este duro “trago amargo” hubiera sido suficiente para que muchos abandonaran cualquier sueño que tuviera como parte fundamental la actividad física, pero Ian no está hecho de “esa madera” sino que es parte de aquel porcentaje de seres humanos que sacan lo mejor de sí mismos ante cualquier adversidad.
Sus padres comentaron sobre esta dura situación. “Teníamos un gran temor de que se nos fuera caer emocionalmente, pero se volvió a refugiar en el deporte y afortunadamente al ser un buen prospecto nuevamente fue convocado al equipo de beisbol de niños especiales.”
Sobre la utilidad del deporte en el correcto desarrollo biopsicosocial de los jóvenes existen diferentes trabajos de investigadores de la conducta que señalan la importancia de practicar alguna actividad física para alejarnos de conductas antisociales, generar valores de colectividad que ayudarán para el desempeño futuro, para tener una misión de vida concreta y sana desde pequeños y obviamente la importancia que siempre se ha sabido que tiene en la repercusión de la salud integral y la calidad de vida de quienes lo practican.
Organizaciones como el Colegio Nacional de Consejeros (CONACON) lo saben y lo tienen presente como parte de un proceso terapéutico para quienes han perdido el sentido de su vida y están en riesgo de caer en adicciones, así como para alejar a niños y jóvenes de conductas antisociales.
Es de hecho de las pocas instituciones que, en alianza con la Universidad del Conde de Veracruz, han desarrollado un exitoso programa deportivo llamado “Mexicah UDC”, en donde ofrecen a niños y jóvenes incorporarse a las diferentes categorías, en la práctica de Futbol Americano, ofreciéndoles toda la infraestructura y apoyo necesario sin pagar un solo peso.
Universidad del Conde presenta el caso de Ian Díaz y su relación con el deporte como herramienta para superar una prueba de vida
Pero es importante que quien practique un deporte valore la utilidad de este y esté convencido de ello. En el caso de Ian, su visión es clara y comenta que “ha significado mucho más que un simple hobby para mí, me ayudó a salir a delante en los momentos más complicados de mi vida por el accidente y desde entonces ha sido la mejor motivación para salir a delante en cualquier situación negativa que se me presente.”
Ian Participó un año más en beisbol y en un nacional lo invitaron a entrenar halterofilia para el equipo para olímpico del municipio y durante un entrenamiento lo observaron y como resultado de esto lo invitaron nuevamente, por su buen desempeño, a entrenar en para atletismo ya que en esa rama le vieron más capacidades y futuro.
Fue así que Ian participó entonces en un torneo Estatal ganando medallas de plata en dos ramas.
En un principio entrenaba salto de longitud, Lanzamiento de disco y jabalina. En su segundo año ya como seleccionado estatal participó en la nacional ganando dos medallas, de oro y plata, por lo que fue invitado a participar en el Gran Prix que se llevó a cabo hace unas semanas en la ciudad de Xalapa, Veracruz, siendo este su primer torneo internacional y teniendo un desempeño sobresaliente, enfrentándose a deportistas consumados.
El caso de Ian Carlos Díaz Reyes llama positivamente la atención y vale la pena darlo a conocer, ya que es importante que en los primeros años de vida se generen hábitos saludables que permitan tener una visión específica, alejada de distractores o conductas antisociales que casi siempre se convierten en la antesala de la comisión de delitos o el inicio de una vida sin sentido y que pueda terminar mal y la práctica de un deporte facilita el vivir una vida sana y sin distractores.
Actualmente este joven ganador de la vida estudia la carrera de ingeniería en geofísica en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), entrenando en un gym especializado para niños con alguna discapacidad Motriz o mental y hace unos días su Universidad le ha brindado un reconocimiento, publicando la tabla de los mejores promedios del 2023/2024 en la que aparece en el tercer lugar.
Pero todo este esfuerzo no lo ha hecho solo, su camino ha sido en ocasiones complicado, pero siempre ha estado acompañado de su familia, de quienes expresa lo siguiente: “Mi familia ha sido mi máxima fortaleza, gracias a ella he podido librar mis batallas más complicadas de vida y por supuesto deportivas. Gracias al deporte he aprendido que en la vida se gana o se pierde y que la constancia y la perseverancia son la clave del éxito ante cualquier dificultad”.
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