Impresentable nominación.
Emociones Compartidas. Carlos López Gutiérrez de Velasco.
Hace tiempo dejé de creer y darle seriedad a los reconocimientos individuales del fútbol, llámese Balón de Oro de France Football o The Best de la FIFA. Cada vez les veo más similitudes a uno de esos premios a series televisivas juveniles que son decididos por votaciones de fanáticos y no a galardones determinados por expertos. Sin embargo, me gusta tratar de entender o escuchar todo punto de vista o argumento que sirva para nutrir el por qué sí o por qué no de cualquier nominación o resultado.
The Best acaba de anunciar a sus tres nominados para la entrega del 2023: Erling Braut Haaland, Kylian Mbappé y Lionel Messi. No hay una sola razón sólida para considerar al argentino. No hay una.
El Mundial ya le dio mucho a Lionel; con polémica, se quedó con el Balón de Oro 2022 y pasó por encima de Haaland que había hecho un año perfecto a nivel clubes. También lo hizo ganador al The Best del año pasado. Entonces, si ya contabilizó para 2022, genuinamente me pregunto qué le están evaluando para ser nominado en esta edición.
Tampoco deseo que se malinterprete lo que defiendo en este texto. Lionel Messi ha construido una historia que lo coloca para una mayoría actual como el mejor de todos los tiempos. Es el mejor que yo he visto sin contar futbolistas de otras épocas, pero lo de este The Best es un regalo. Y deja muy mal parado al premio de la FIFA. Pierden credibilidad.
El The Best 2023 comienza su periodo de valoración el 19 de diciembre del 2022, es decir, un día después de finalizar la Copa del Mundo. Convenientemente, finaliza el 20 de agosto del 2023, un día después de la final de la Leagues Cup que conquista Messi en su primer torneo dentro del fútbol estadounidense. Y lo último no alcanza.
Fue magnífico y épico ver a Lionel Messi agarrar al equipo que estaba último en la MLS y hacerlo campeón de la Leagues Cup en su primer turno a la cabeza del Inter Miami; pero, de ninguna forma un torneo de tercer o cuarto escalón competitivo puede ser determinante para los premios del mejor jugador del mundo. Si esto fuera así, habría que ver lo que hacen los que ahora están en Arabia Saudita para considerarlos también.
Como cada año, los premios individuales presentan una inconsistencia y una incoherencia dentro de sus propios parámetros. Y ante la duda, se busca al favorito con mejores méritos. Sin embargo, esta vez, ni los méritos necesitaron para hacer su mala jugada.
Menos grave es el caso de Mbappé, pero tampoco lo merece mucho. La nominación para Kylian llega en un momento en el que sólo está contando sus días para irse a Real Madrid.
Por razones que están por demás mencionar, el ganador obvio debería ser Erling Haaland. Lo hizo todo con el mejor club del mundo, en el mejor estado de forma individual del mundo y como el máximo goleador en la competición local de más nivel en el mundo y en el torneo internacional de clubes europeos más prestigioso del planeta.
Haaland debe ganar, por lo que espero no haya tema con el resultado. El problema es que sus acompañantes de la terna deberían ser sus compañeros que hicieron posible el espectacular año de Manchester City: Kevin De Bruyne y Rodrigo Hernández.
Quizá Kevin y Rodrigo no son nombres que vendan mucho.
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