Ahora que se habla tanto de Inteligencia Artificial, necesitábamos un libro como ‘I, Human’ de Tomás Chamorro-Premúzic (2023). Un libro sobre la IA y lo que nos hace únicas a las personas.
Un libro elogiado por Angela Duckworth, Adam Grant, Dorie Clark, Oliver Burkeman, Francesca Gino, Octavius Black, Cindy Gallop, Julia Gillard, Josh Bersin, Herminia Ibarra, Amy Edmonson y Katarina Berg, y estructurado en 8 capítulos:
- Qué significa estar en la era de la IA
- Armas de distracción masiva.
- El fin de la paciencia.
- Domar los prejuicios,
- Narcisismo digital.
- El auge de las máquinas predecibles.
- Automatizar la curiosidad.
- Cómo ser humano.
El título es un homenaje al maravilloso libro de Isaac Asimov ‘Yo, Robot’ y sus tres leyes de la robótica:
Un robot debe proteger su existencia a toda costa.
Un robot debe obtener y mantener el acceso a su propia fuente de energía.
Un robot debe buscar continuamente mejores fuentes de energía.
Me gusta especialmente la frase del Dr. TCP: “La vida se ha degradado a unas pocas interrupciones psicológicas en nuestro estado perpetuo de enfoque digital”. Efectivamente, como cuenta Tomás, del 65% al 80% del uso del smartphone es en horario laboral, una distracción que equivale a 10 puntos de cociente intelectual. En la guerra por la atención con nuestros seres más queridos, con nuestros jefes y compañeros de trabajo, la IA tiene las de ganar… a no ser que se lo impidamos.
Éste no es un libro predictivo, sobre el futuro, sobre el presente y la intersección entre la digitalización y la humanización. La tecnología, por otro lado valiosa, nos vuelve impacientes, impulsivos y distraídos, cuando no aburridos y predecibles. Eso no es la esencia de lo humano. Desde el punto de vista del management, el libro de mi admirado Tomás me ha hecho recordar que la principal fuente de eficiencia es el orgullo de pertenencia.
¿Qué significa ser humanos hoy? Dedicarnos al “self-awareness” (tener consciencia de nosotr@s mism@s), ser protagonistas de nuestras vidas, disfrutar de una agradable conversación con un amigo, de un paseo o de leer/escribir poesía, jugar, alimentar la curiosidad, sentirnos libres…
Debemos exigir a los algoritmos tras las “soluciones” de IA mayor exactitud, mayor transparencia, mejor consentimiento de los clientes y mayores beneficios para ellos. Los intentos de dejar, por ejemplo, el reclutamiento y selección a las máquinas en las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft) han derivado en exceso de ingenieros blancos de mediana edad, en detrimento de la diversidad de género e intergeneracional y por tanto de la innovación.
Estoy con Tomás Chamorro-Premúzic en que hemos de desmitificar la Inteligencia Artificial. Las máquinas ya sustituyen el trabajo manual o numérico, pero no reemplazan el talento humano; de hecho, lo potencian. Por ello, por cada puesto de trabajo que se pierde, se generan 2,5 empleos de alto valor. De ahí que la educación (upskilling & reskilling) sea la clave.
En definitiva, como dice Tomás, la IA no es ni “creepy” (espeluznante) ni “crappy” (una porquería). A más IA, más Humanismo. Porque en el equilibrio está la virtud.
Gracias, Tomás, por este importante libro. Espero que pronto esté en castellano.
Fuente: Juan Carlos Cubeiro, Tecno Talento
13 de enero de 2024
Por: Roberto Matosas
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