No se trata de hacerlo por hacerlo.
Emociones Compartidas. Carlos López Gutiérrez de Velasco.
El fútbol se trata de entender ciclos y procesos. Los equipos y los proyectos tienen una fecha de inicio, pero también una de caducidad. Considero que esta es una fuerte razón por la cual la selección de México no está viviendo sus mejores días; no se respetan los procesos, ni se elabora un plan inteligente para hacer los cambios entre ciclos.
Ojo, palabra clave: inteligente.
Fuera de la esfera, gran parte de la opinión pública afirma que el combinado azteca está mal porque no hizo el cambio generacional, y hay cierta razón en eso. El problema es que, por lo anterior, ahora hay una insistencia generalizada por hacer el relevo a jugadores jóvenes, sin analizar quiénes tomarían el espacio.
Un cambio generacional se debe hacer de forma sabia y natural. El punto es aprovechar el surgimiento de nuevos talentos en contraste con el declive de los jugadores entonces titulares con el objetivo de mantener el nivel competitivo. La renovación se hace como un ejercicio de mantenimiento o mejora, nunca debe significar a un retroceso. Ahora se escuchan exigencias de sacar a todos los experimentados y darle cabida a cualquier futbolista fresco. Esto, no tiene sentido y menos estoy de acuerdo.
Guillermo Ochoa es el principal caso con el que lo podemos ver. De pronto, todos piden su salida porque su momento “ya terminó”. Si bien, el objetivo de todo proyecto de selección es formar el plan para la siguiente Copa del Mundo y Guillermo estaría llegando a 2026 con 41 años, no hay un portero mexicano que sea mejor que Ochoa Magaña. Y no debería existir tan siquiera la conversación.
Entonces, aunque Memo sigue rindiendo al máximo nivel y está teniendo una buena temporada en una de las mejores ligas del mundo, ahora escuchas que muchos exigen que hagan el cambio y tome el puesto Acevedo o Malagón, que siguen estando lejos del histórico cincocopas mexicano. No se trata de hacerlo por hacer, se trata de que sea inteligente y siempre se traduzca en mejoría.
Un futbolista no debe ser relegado si sus alternativas no son mejores que él, por más que se difunda el mito de la edad.
Los reemplazos generacionales deben hacerse, claro, pero para esto debe haber un trabajo de producción de jugadores. El punto no es hacer cambios basados en un concepto completamente arbitrario de la edad, se debe sustentar en que hay futbolistas jóvenes con la capacidad y el nivel de tomar el puesto, algo en lo que México ha sufrido muchísimo últimamente; no se produce nada.
Guillermo Ochoa sigue siendo el jefe de la portería del equipo nacional a sus 37 años por la misma razón que Jesús Corona lo hace a sus 42 de edad en el equipo de La Noria: sus potenciales relevos no han logrado ser mejores que ellos. Vaya, ni estar a la par.
En lugar de pensar en tanto cambio absurdo, hay que poner atención en que se produzca más futbolista apto en nuestro país. Esa es la situación a tomar en cuenta. Si no se produce, no hay con que sustituir.
Y si lo poco, muy poco, que tienes a la disposición se termina marchando al odiado rival, pues todo mal.
No se trata de hacerlo por hacerlo.
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