Las noticias negativas sí son nota. El poeta Óscar Wilde, a finales del s. XIX decía que: “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti”, a lo que el surrealista más realista, Salvador Dalí agregó un siglo después: “Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí, aunque confieso que me gusta que hablen mal porque eso significa que las cosas me van muy bien. De los mediocres no habla nadie, y cuando hablan sólo dicen maravillas”.
Desde un análisis mediático es desproporcionado y hasta falaz que los países, organizaciones o cualquier institución, vivan una crisis permanente, ya que “ya hubieran muerto”. Para la consultora Deloitte una crisis es “una situación con un alto nivel de incertidumbre que afecta las actividades básicas y/o la credibilidad de la organización y requiere medidas urgentes”. De acuerdo con el Informe Anual de Crisis del Institute for Crisis Management (ICM) 2023, se contabilizaron casi dos millones de noticias de crisis (1.977.722), sin embargo se registró una disminución de nueve por ciento con respecto al año anterior; y es un retroceso de las cifras previas a la pandemia.
Este reporte documenta una “recopilación de noticias, tendencias y aspectos destacados de las crisis empresariales, que ofrece a los líderes una valiosa perspectiva sobre los efectos de estas situaciones en sus organizaciones”. De acuerdo con el estudio, las noticias sobre catástrofes naturales ocupan el primer puesto: 26%, en segundo lugar se encuentran los delitos de ejecutivos y empresarios, en tercer lugar las demandas colectivas (11%); y en los últimos lugares están los accidentes con víctimas mortales (0,28 %) y los daños al medio ambiente (0,47%).
Para Deborah Hileman, directora ejecutiva del Institute for Crisis Management en este reporte “las historias sobre el Covid-19 continuaron acaparando los titulares, pero no tanto como hace tres años. Solo cinco de las 16 categorías que ICM registraron datos menores a los años anteriores como: accidentes con víctimas, consumo, activismo, despidos de ejecutivos, acoso sexual y denunciantes”.
Las soluciones no son recetas de cocina, pero al menos se deben considerar los servicios de consultoría en comunicación como una inversión y no como un gasto, ya que se debe considerar una gestión integral de crisis, planificación y capacitación en materia de comunicación para prepararse, prevenir y mitigar los tipos de crisis que afectan la reputación, la marca, el negocio y el desempeño financiero de una organización. Dicen los que saben que “la inversión en prevenir una crisis es menor en comparación con el costo de no gestionar una crisis de manera eficaz”.
El reporte muestra diferentes ejemplos; entre ellos, el de los consumidores de la cerveza Bud Lite en Estados Unidos, que perdió su brillo y su lugar en la cima del mercado a causa de ejecutar una mala promoción para March Madness (el torneo anual de baloncesto de la NCAA) con el activista transgénero Dylan Mulvaney. Los errores de comunicación contribuyeron a la caída del 13,5% en los ingresos de la marca.
De acuerdo, otra vez, con Deloitte, “una crisis reputacional puede impactar hasta en 40% las ganancias de una empresa y el valor de su marca, además de aumentar el riesgo regulatorio”. Tal vez con este hecho las ideas de Wilde y Dalí no son siempre son las mejores.
Por Gerson Hernández Mecalco/ Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco
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