Otro fracaso de los súper equipos.
Emociones Compartidas. Carlos López Gutiérrez de Velasco.
Construir proyectos deportivos exitosos no es tan sencillo como comprar a los mejores jugadores del planeta y ponerles un jersey del mismo club. Desde hace un par de décadas, el concepto de crear súper equipos se ha vuelto cada vez más popular, principalmente en el baloncesto y en el futbol, y los resultados, usualmente, tienden a decepcionarnos. El gran problema de los superteams es que el objetivo siempre será el título de campeón a corto plazo; complican el trabajo de gestión y planificación, sin mencionar que el manejo de plantilla es mucho más difícil.
Lo he dicho antes y me pronunciaré sobre esto las veces que sean necesarias: los súper equipos no funcionan. O bien, son la peor manera de llevar un proyecto deportivo.
Ahora fue el PSG, que fracasó una vez más.
Al club parisino le tomó poco más de una década para convertirse en el equipo más laureado de Francia, es el líder en las dos copas que se disputan anualmente y en la extinta Copa de la Liga, además de, por supuesto, ser el conjunto – compartido con el Saint-Étienne- con más Ligue 1 en sus vitrinas; pero el Qatar Investment Authority no ha invertido tanto para ganar torneos locales. Tienen que ganar la Champions League de la UEFA. Si no lo hacen, es fracaso. Esto es que, han fracasado mucho los últimos años.
Ya no es que no la ganen, son dos años consecutivos quedando fuera en la ronda de octavos. Y es que es una organización que no ha hecho lo que tiene que hacer. Nunca hubo una gestión responsable. Jamás planificaron cómo el club iba a llegar a su meta última. Pensaron que bastaba tener a los mejores del mundo y el resto se daba solo. Así no funciona esto.
Muy bonito tener a Lionel Messi, Kylian Mbappé y Neymar Junior – lesionado gran parte del tiempo – arriba y saber que, en el juego ofensivo, no hay equipo que esté al nivel. Por supuesto que tienes elementos élite en sectores defensivos como Verrati, Hakimi, Marquinhos, Danilo y compañía; pero es un cuadro sumamente desproporcionado, sin profundidad y, regresando a mi primer punto, quizá el más difícil de manejar a su plantel.
Claro que jugar a las individualidades astronómicas te alcanza cuando participas en la liga más suave del top cinco europeo, pero buscar el campeonato a nivel clubes más competitivo y con mayor nivel del planeta es un tema completamente diferente.
Necesitas del gran talento, sí, pero también gestión, planificación y actuar como club grande. No se trata gastar cien millones de euros en cada fichaje porque tienes la capacidad de hacerlo.
Pasan los años y, exceptuando un par de casos de éxito -que ya eran grandes proyectos desde antes-, me sigo convenciendo de que los súper equipos no funcionan.
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