Mario E. Durán/El Dictamen
Resulta increíble cómo pasa el tiempo, de aquel Enero de 1998 cuando “Titanic”, dirigida por el grandioso James Cameron, hacia su arribo a las salas de cine para presentar la historia de amor entre Rose y Jack, teniendo como fondo uno de los acontecimientos que marcó la historia y por la que se perdieron varias vidas: El hundimiento del denominado barco de los sueños.
Y es ahí donde es imposible no viajar en el tiempo, ya que debo confesar que ésta es mi película favorita, y puede que nunca llegue a cansarme de verla, ya que pese a sabérmela de memoria, siempre que la miro me emociona como si fuera la primera vez; si hacemos un viaje al ayer, fui con mi familia casi completa a verla en el ahora desaparecido Cinemas Gemelos Veracruz, de la avenida Díaz Mirón, y debido a la enorme cantidad de gente que acudió a una de sus dos salas para disfrutar lo que ni nosotros sabíamos se trataría de una de las películas más exitosas de todos los tiempos, y que con el paso de los años sigue sin perder su encanto, es lo que nos llevaría a tener esperar por verla hasta la siguiente función programada en cartelera debido a la enorme demanda del público que precisamente ese día acudió, ya que solamente se exhibía en dos horarios por tratarse de un film cercano a las tres horas de duración, y tomando en cuenta que en aquel tiempo aún se acostumbraba el famoso “intermedio”, era imposible mostrar más en un solo día.
Acreedora de varios premios en las diferentes ceremonias, que batió todos los récords en cuanto a número de Oscar logrados (11 estatuillas de sus 14 nominaciones), presupuesto (200 millones de dólares) y recaudación en taquilla de más de seis meses en cartelera (2.202 millones de dólares), y con un sorprendente auge en ventas en su formato casero, que por esa época se trataba del también ya desaparecido VHS, en diferentes ediciones, que después se sumaron DVD de ediciones especiales y el ahora popular BluRay, la icónica película que encumbró a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet como los mejores actores de su generación, y quienes ya venían realizando papeles interesantes en sus iniciantes carreras que hasta hoy continúan vigentes, cumple 25 años desde su estreno, y no me dejarán mentir, pero además de sorprendernos por la espectacularidad en sus efectos especiales, su sonido y el maravilloso soundtrack del que se desprendió la popular canción “My Heart Will Go On”, interpretada por Celine Dion, lo que sin duda alguna cautivo a las audiencias fue esa historia de amor de la que muchos nos hizo salir con un nudo en la garganta ante el dolor de saber que el par de enamorados, ese el chico pobre que se ganó un boleto para el primer viaje por una apuesta, y la chica de la alta sociedad que estaba cansada de los lujos y sentirse prisionera al convivir con su madre y su prometido, no pudieron continuar su aventura sentimental debido a que él muere al preferir dejar con vida a ella.
CURIOSIDADES DEL RODAJE
Leonardo DiCaprio estuvo a punto de no ser Jack Dawson, hubo otros candidatos como Matthew McConaughy, quien llegó a hacer las primeras lecturas del guión con Kate Winslet. Y no solo eso, según reveló el propio James Cameron, DiCaprio pecó de divo durante las pruebas, actitud que no gustó nada al director. Finalmente, tras amenazarle con no darle el papel, DiCaprio desplegó sus dotes como actor y conquistó al director.
James Cameron planeó todo al milímetro, las dos horas y 40 minutos que dura la película no son casualidad y se trata del mismo tiempo que tardó el barco real en hundirse aquella madrugada del 15 de abril de 1912. James lo llevó tanto al extremo que incluso los 37 segundos de duración de la escena en la que el Titanic choca contra el iceberg, se corresponden con el tiempo real cuando el buque chocó con el bloque de hielo.
Todos recordamos las escenas en las que el agua va invadiendo el barco, éstas fueron las últimas en grabarse y se la jugaron todo a una única toma ya que, al hacerlo, se destruiría todo el mobiliario y el atrezzo. El error no estaba contemplado.
Al contrario de lo que en algunas ocasiones se había rumoreado, Leo y Kate siempre mantuvieron una buena relación. Más adelante hemos visto su buena sintonía en diferentes alfombras rojas y la emoción que embargaba a Kate Winslet cuando DiCaprio ganó (por fin) el Oscar por “El renacido”. Además, te gustará saber que la actriz encontró una estrategia para romper el hielo con Leonardo ya que iba a tener de desnudarse ante él, y ésta se iba desabrochando el vestido entre toma y toma e iba dejando al descubierto partes de su anatomía. De esa forma, no le resultó tan abrupto el momento en el que vestía con un collar.
En la ficción, el collar “Corazón del Mar” había sido tallado a partir de la corona de Luis XVI. Se contaba que era un diamante azul de 56 quilates con forma de corazón y engastado en oro blanco y diamantes incoloros que, de existir, estaría valorada en 475 millones de euros. Para la cinta se creó una versión en oro blanco y circonita que costó unos 8.000 euros.
La icónica escena en la que Jack dibuja a Rose desnuda en el sofá, las manos que se ven haciendo el dibujo no son las de Leonardo DiCaprio, sino las de James Cameron. Además, como el director es zurdo, en posproducción tuvieron que voltear las imágenes para que nadie notase.
20th Century Fox tenía serias dudas sobre la recuperación en taquilla de esos 200 millones de dólares (una brutalidad para la época e incluso hoy en día) que había invertido en este drama histórico-romántico.
Finalmente la respuesta a nuestras dudas que por muchos años esperábamos: JACK NO CABÍA EN LA TABLA. Y es que el propio James Cameron, después de las quejas generales sobre el final de su película, encargó un estudio científico para demostrar que Jack tenía que morir y que Jack y Rose no podían disfrutar de un final feliz estándar hollywoodiense, ya que él no cabía en esa puerta de madera que hizo las veces de bote salvavidas para Rose. Contrató a dos especialistas con el mismo peso que Kate y Leo y los llenó de sensores, los metieron en agua helada para averiguar si podrían haber sobrevivido a través de diferentes métodos. El resultado que arrojó tal experimento fue que solo podía sobrevivir uno.