En una lucha sindical que se ha extendido por 33 años, 514 trabajadores adheridos al Sindicato de Maniobristas Estibadores y Checadores pugnan porque el Estado les devuelva recursos económicos que están depositados en el SAT y que ya les fueron transferidos por una institución financiera.
Alejandro Pulido Cueto, secretario general del Sindicato de Maniobristas del puerto de Veracruz, expresó que desde la privatización del puerto en 1991 por Carlos Salinas de Gortari, se habrían liberado los fondos financieros provenientes de las maniobras de carga y descarga en el puerto y de Servicios Portuarios de Veracruz.
Sin embargo, explicó, a pesar del tiempo transcurrido y las extenuantes gestiones que se han realizado, la respuesta ha sido negativa y, desde su consideración se trata que aún persisten estructuras burocráticas dentro del mismo gobierno que representan todavía los intereses de Carlos Salinas, “el auténtico jefe del clan de los poderes fácticos”, matizó.
No obstante, expresó la confianza que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, “quien nos abrió la puerta y tiene la intención de ayudarnos, finalmente endilgue un manotazo para arreglar esta problemática que mantiene en la zozobra a cientos de trabajadores, que cada día que corre se tiene el riesgo que se extingan vidas”, señaló.
Pugnan trabajadores del Sindicato de Maniobristas a que les devuelvan el fondo financiero
Apuntó que inicialmente la cifra era de mil 600 trabajadores y al paso de los años ha disminuido notablemente a consecuencia de la edad y de las enfermedades, por lo que es necesario que haya una respuesta definitiva lo más pronto posible.
Como medida extrema, los miembros del sindicato tomaron por dos días las instalaciones del SAT que se encuentran frente al Baluarte de Santiago y proseguirán con acciones hasta lograr el propósito, no obstante que consideran hay diez personas que no están de acuerdo y que responden a extraintereses.
Analizó que la privatización del puerto de Veracruz a partir de la requisa de 1991, en nada beneficia al país, toda vez que el 80 por ciento de las utilidades se van hacia el extranjero.
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