Por: Delio Salas
Cuenta la historia que el líder mongol Gengis kan, envió a Mohamed II de Corasmia un obsequio con la finalidad de ofrecer la paz entre sus imperios, a Mohamed que no conocía a Kan, le pareció arrogante que le hablara de igual a igual, ignorando su oferta y lo que proponía por completo.
En un segundo intento kan, le envió una caravana con cien camellos, cargados con los artículos más exóticos, sin embargo, el gobernador de la región con autorización de Mohamed se apoderó de los tesoros y asesinó a los mongoles enviados, en acto desmedido de violencia e imprudencia.
Pese a ello, hubo un tercer intento de intentar la paz, pero esta esta vez, el mismo Mohamed ordenó decapitar a uno de los embajadores y envió de vuelta a otros dos con la cabeza rapada, lo cual, era un símbolo de insulto para el código de honor de los mongoles.
A modo de respuesta, Gengis Kan escribió, “has elegido la guerra, sucederá lo que tenga que suceder”, y movilizando sus tropas, se apoderó de la provincia de inalchik, y continuó con la guerrilla hasta la devastación del imperio de Mohamed.
Y es que, aprendiendo de nuestra historia, nunca supongamos que la persona con la que estamos tratando es más débil o menos importante que nosotros, algunos hombres tardan en ofenderse, lo que hace que usted malinterprete su actitud y los insulte sin preocuparse por ello.
Pero si usted llega a ofender el honor o el orgullo de estos individuos, lo harán blanco de una violencia repentina y exagerada, a comparación de las reacciones que tuvieron en las primeras ocasiones.
Así que si le toca rechazar en algún momento de su vida, un proyecto, una persona, o una relación sea esta de amor, amistad o de trabajo; en la medida de lo posible, hágalo con cortesía y respeto, aun cuando sienta que no está de acuerdo, que el pedido es impertinente o que la oferta raya en lo ridículo, porque siempre estará latente que nos podamos enfrentar ante el honor herido de la gente, y algunos de ellos, simplemente no tendrán reparo en sobrepasar los límites para ejecutar el cobro de la ofensa.
Mantengámonos siempre ecuánimes ante los desafíos, sabios en la toma de decisiones y humildes, sobre todo, para reconocer la fuerza oculta de las personas que tenemos enfrente. Soy Delio Salas y recuerden que el año tiene 365 días, pero nosotros tenemos un minuto para crecer.
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Salud, fuerza y unión.
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